Gran “revuelo” causó la columna que escribimos ayer con relación a que habría una “campañita” para desmotivar a Miguel Guerra para que no siga al frente del Licey.
Me contaron ayer que Guerra estaría interesado en dedicar más tiempo a su empresa.
Esa excusa se podría debatir, ya que esas mismas responsabilidades las ha tenido siempre, y nunca se ha alejado de los Tigres del Licey.
Hay dos elementos muy importantes para que Guerra se quede.
El primero: Es un presidente de equipo decente y con quien se puede solucionar cualquier tipo de diferencia.
El segundo: El Licey debe profundizar sobre su proceso de “reorganización” de jugadores.
De la noche a la mañana, el Licey se quedó sin jugadores.
Además la indisciplina arropó al conjunto, en medio de las derrotas.
Guerra frenó ese problema y contrató a Manny Acta para que aplicara la disciplina.
Pero falta lo más importante: Forjar la nueva era de jugadores. Si Guerra se va, es muy probable que Acta se desmotive, y por ahí vendrán los problemas. Sígueme en Twitter: @Elreydelaradio.