Es necesario preservar el oncológico Heriberto Pieter

Es necesario preservar el oncológico Heriberto Pieter

La Liga Dominicana Contra el Cáncer ha sido, a lo largo de sus 73 años de existencia, una organización sin fines de lucro, cuya finalidad es prevenir, detectar y tratar el cáncer, función que realiza al través del Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter, donde miles de dominicanos, pobres e indigentes, han encontrado el alivio íntegro y gratuito para tratar esa terrible enfermedad, sin embargo mediante medidas administrativas, desde el Servicio Nacional de Salud, se está atentando contra la supervivencia de esta institución qué ha sido la mayor formadora de recursos humanos en el área.

Desde el Estado Dominicano nunca hubo una política de salud pública y los primeros pasos en pos de esa política se dieron con la Ley General de Salud (Ley 42-01) y la Ley de la Seguridad Social (Ley 87-01), y así como no hubo una política de salud mucho menos en el campo del cáncer, esa terrible enfermedad que se ha convertido a nivel mundial en la segunda causa de muerte.

Un intento de aplicar una política pública para enfrentar el cáncer fue a raíz del país suscribir en diciembre de 2008 el “Plan Subregional para la Prevención y Control del Cáncer en Centroamérica y la República Dominicana”, en ese marco la administración del Dr. Leonel Fernández auspició la creación de la Comisión Nacional de Prevención del Cáncer y la construcción de un moderno centro hospitalario.

La Liga Contra el Cáncer, a requerimiento del Presidente Fernández, participó estrechamente junto a la OISOE en el diseño, construcción y las especificaciones para el equipo médico necesario para la operación, en el entendido de que sería la Liga Contra el Cáncer quien fungiría como su principal órgano rector y administrador, aprovechando su experiencia y sus eficientes atenciones a miles de dominicanos, de todos los estratos sociales, afectados por el mal.

El 22 de marzo de 2012, mediante decreto 133-12 el Presidente Fernández realizó un acto de justicia al designar al Instituto del Cáncer con el nombre de Rosa Emilia Tavares, por sus méritos y dedicación durante décadas en la Presidencia de la Liga Dominicana Contra el Cáncer y sorpresivamente, mediante decreto 134-12, estableció un Consejo de Administración de ocho miembros relegando a la Liga a una vicepresidencia, posición que obviamente su directiva rechazó porque no estaba en condiciones de garantizar la transparencia administrativa y la excelencia en el servicio.

El inicio de la operación del Instituto del Cáncer Rosa Emilia Tavares (INCAT) se retrasó por varios años, mientras el Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter siguió brindado tratamientos gratuitos a los más pobres, a los que podían pagar algo y a los inscritos en el régimen subsidiado de la seguridad social, en muchos casos aportándoles tratamientos por encima de lo que establece la tarifa de SENASA.

Recientemente el Servicio Nacional de Salud envío una comunicación a todos los directores regionales de salud instruyéndolos a que los pacientes de cáncer pertenecientes a SENASA solo pueden ser referidos al INCAT, también los pacientes beneficiados con el “Programa de Medicamentos de Alto Costo” deberán recibirlos y ser atendidos exclusivamente en el INCAT.

Con esta medida se sustraen ingresos importantes para el funcionamiento del Hospital Oncológico Dr. Heriberto Pieter y además se obliga a los pacientes a una alternativa que desde ya sabemos no va a poder atender a los millares de pacientes que hoy reciben tratamientos de calidad, con elevados estándares y, lo más importante, con la mística de una institución con 73 años en la lucha contra el cáncer. En adición, los pacientes del interior en vez de tratarse en patronatos similares, como los de Santiago y Provincia Espaillat, estarán obligados a trasladarse a la capital para ser atendidos.

El establecimiento de la red pública de hospitales no puede significar negarle al paciente la posibilidad de elegir con qué hospital tratarse, y mucho menos atentar contra la existencia de una institución que como la Liga Dominicana Contra el Cáncer, representa servicio, mística y garantía de la continuidad de atenciones esmeradas a los pacientes de cáncer.

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