Papa Francisco llega a un EEUU polarizado y dividido

Papa Francisco llega a un EEUU polarizado y dividido

WASHINGTON. El papa Francisco llegó el martes a Estados Unidos para su primera visita a la mayor potencia económica mundial, un país polarizado en temas como la inmigración, justicia social y desigualdad económica que será testigo de su comportamiento humilde y escuchará su mensaje acerca de la “iglesia de los pobres”.

Como un inusual homenaje al pontífice, el presidente Barack Obama, su esposa e hijas, dieron la bienvenida a Francisco con una alfombra roja en la pista de la Base Andrews de la Fuerza Aérea, a la que llegó el avión que lo transporta desde Cuba. Por lo general los presidentes estadounidenses reciben a sus visitantes importantes en la Casa Blanca. Al salir del avión entre ruidosas aclamaciones de cientos de personas que acudieron a la recepción, el pontífice de 78 años se retiró el solideo y bajó las escaleras del avión.

Lo esperaba para darle la bienvenida una guardia militar de honor, niños, políticos y clérigos de la iglesia católica vestidos con túnicas negras. Joe Biden, primer vicepresidente católico de Estados Unidos, y su esposa, estaba entre quienes le saludaron.

En lugar de usar una limosina el papa abordó un pequeño Fiat de color oscuro y rápidamente bajó las ventanillas, lo que alentó los vítores de la multitud que se congregó para ver pasar la caravana que lo llevó a la misión diplomática de El Vaticano en Washington, donde se alojará mientras se encuentre en la capital. El auto se eligió en correspondencia a sus hábitos austeros y su postura contra el consumismo. Durante su visita de seis días por tres ciudades, el papa se reunirá con Obama, dará un discurso ante el Congreso y otro en Naciones Unidas, y participará en una conferencia de familias patrocinada por el Vaticano en Filadelfia.

Se prevé que el argentino de 78 años, conocido como el “papa de los pobres” por oficiar en los barrios marginados en su natal Buenos Aires, exhorte a Estados Unidos a cuidar más el medioambiente y a los pobres, y que regrese a sus ideales básicos de libertad religiosa y extienda los brazos a los inmigrantes. Durante el vuelo Francisco se defendió contra las críticas de los conservadores hacia sus postulados económicos. Dijo a periodistas en el avión que algunas explicaciones de sus textos podrían haber dado la impresión de que está “un poco cargado hacia la izquierda”. Pero indicó que esas explicaciones son erróneas y agregó: Estoy seguro de que nunca ha dicho nada que vaya más allá de lo que pregona la doctrina social de la iglesia”. La enorme popularidad del papa, su costumbre de acercarse a las multitudes y la insistencia en usar un jeep descapotado en lugar de un papamóvil a prueba de balas, han complicado las cosas para las fuerzas policiales estadounidenses, las cuales han montado uno de los operativos de seguridad más grandes en la historia del país.

Las medidas no tienen precedentes para un viaje papal y podrían volver casi imposible para muchos estadounidenses comunes acercarse a Francisco. Para alguien que quiera cruzar la ciudad cuando el papa ande cerca, buena suerte. Pese a toda la atención que atraerán los discursos del papa, incluyendo el primer discurso de un pontífice en el Congreso, serán sus gestos más personales —reunirse con migrantes, prisioneros e indigentes— los que podrían dar las imágenes más memorables del viaje.

“Lo que el papa haga en Estados Unidos va a ser más importante de lo que diga”, dijo Mat Schmalz, un profesor de estudios religiosos en la Universidad Holy Cross en Worcester, Massachussetts. “Él va a decir muchas cosas acerca del capitalismo y de la inequidad en la distribución de la riqueza, pero muchos estadounidenses y políticos ya saben cuál es su posición frente a estos temas. De lo que estoy pendiente es de un gesto particular, algo que se salga del libreto, que toque a la gente”.

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