CONSULTORIO DE FAMILIA..

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Pregunta de la lectora: Por el tipo de relación que he llevado con mi pareja y que sé me ha afectado mucho, me planteo permanecer en la relación. ¿Qué puedo hacer para yo sentirme bien conmigo misma?

Respuesta de la terapeuta: Si usted ha revaluado y revalorizado la relación y, en consecuencia, decidió permanecer junto a él, le corresponde convivir bajo la experiencia del apego seguro y una convivencia armónica que les permita llevar una etapa de la vida gratificante y calmada.

Lo primero es valorar y sentirse bien consigo misma. Pudo elegir libremente, sin presión, sino por convicción. Viva en armonía consigo misma.

Convivir con un compañero afectivo, aunque tenga un temperamento difícil, representa la oportunidad de amar sin límite. La frontera se la pone usted.

Es posible vivir feliz cuando las personas se desprenden de las ataduras construidas en el pasado.

Si se ama a sí misma tiene la potencialidad de ser feliz. Reconoce que posee valores y actitudes para vivir a plenitud. Aprende que no hay que depender de la otra persona para sentirse bien y disfrutar de sí misma y de las cosas que les gustan. Obviamente, la pareja contribuye con la sensación de bienestar y contar con un acompañamiento calma.

Amar, sentir confianza y seguridad fortalece los vínculos afectivos dejando por sentado el apego estable.

Mantengan la reciprocidad afectiva, el diálogo espontáneo y el tiempo juntos para demostrarse cuán importante es uno para el otro. Es aprender a estar cerca sin perder la individualidad.

Aceptarse mutuamente es comprender los rasgos de personalidad o actitudes en las que difieren, no verlas como un obstáculo, sino como una situación a superar o aceptar sin entrar en conflictos crónicos.

Si usted se percibe segura de sí y de su pareja se sentirán más cómodos sin sentir que uno atrapa al otro.

Exprésense caricias y abrazos, estos dejan huellas emocionales en el sistema emocional y en la memoria sensorial. La piel es la zona de mayor erotismo. No importa qué tan adulta sea la persona.

Cultive su espiritualidad. La mujer que goza de una vida rica espiritualmente eleva su autoestima, se respeta a sí misma y es justa en sus acciones.

Aprenda algo nuevo interesante para nutrir su vida y crecer como persona.

Se invierte más tiempo en la vida del otro que en la de sí misma.

Quebrantar las leyes de su corazón, es destrozar la propia estima.

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