El débil talón de Medina

El débil talón de Medina

Aunque el presidente Danilo Medina ha cosechado muchos éxitos económicos, su mayor fracaso en esa área es el no haber logrado reducir la proporción de las ventas de electricidad que facturan las distribuidoras y que sus clientes no pagan.
En su discurso de toma de posesión del 16 de agosto de 2012, refiriéndose a la CDEEE, Medina dijo: “Concesionaremos al sector privado la actividad de comercialización”. Eso ya se había hecho cuando el gobierno de Leonel Fernández, pero, lamentablemente, Medina nunca lo hizo. En su discurso de rendición de cuentas del 27 de febrero de 2013, al referirse a las altas pérdidas por robo de las distribuidoras dijo: “No podemos permitir que esa situación de impunidad continúe. Es necesario afrontar esta situación con responsabilidad… la meta que nos hemos propuesto es llevar las pérdidas del 36% actual a un 25% al final del año 2016”. Pero hoy en día esas pérdidas solo han bajado a un 32%, por lo que no logrará llegar a ese 26%. En países centroamericanos esas pérdidas promedian solo 15%.
Lo que sí ha logrado Medina es aumentar sustancialmente el número de clientes que reciben 24 horas de luz diariamente. Políticamente eso le conviene, pero económicamente es un desastre. El gobierno ha logrado que en cuatro años el 56% de los usuarios reciban 24 horas de luz, pero solo un 68% de la totalidad de los clientes la paga. Al ofrecerse mucho más luz, pero solo pagada por un 68% de los consumidores, las pérdidas del gobierno han aumentado extraordinariamente, lo que ha significado que recursos del presupuesto nacional que podrían haberse dedicado a la salud, a la educación y a mejorar salarios, han tenido que ser reorientados a cubrir la factura eléctrica de los que no pagan. También ha obligado al gobierno a incurrir en déficits presupuestales durante cuatro años corridos, cubiertos por un endeudamiento, tanto interno como externo, que ya ha llegado a niveles peligrosos.
Desde el punto de vista social significa que, aunque más gente recibe luz, y eso es positivo, muchos de los que no la pagan aún así la reciben y el que la paga también la recibe. Entonces ¿por qué pagar? Y mientras más se ofrezcan circuitos de 24 horas de luz, menos incentivos existirán para pagar, por lo que el déficit aumentará. Coyunturalmente la reducción en el precio internacional del petróleo ha ayudado a paliar el déficit presupuestal, pero no se sabe hasta cuándo.
El programa de 24 horas de luz fue idea de un técnico extranjero de AES cuando esa empresa administraba EDESUR. En ciertas comunidades se seleccionaban a sacerdotes y líderes comunitarios y se les explicaba que si pagaban la luz, entonces se les darían las 24 horas. Se comenzó con El Seybo. Fue una situación de “ganar-ganar”, pues la gente recibía la luz y el déficit de flujo de efectivo de caja del gobierno mejoraba. Hoy día, el Presidente simplemente promete las 24 horas como parte de la campaña política, sin requerir que la gente pague previamente. Se han tomado prestado cientos de millones de dólares del BID y el BEI para mejorar las redes de distribución, pero si se prometen 24 horas de luz aunque esta no se pague, no habrán recursos con qué repagar esos préstamos, destinados precisamente a reducir esas pérdidas.
Mientras tanto, en las zonas de Punta Cana y Las Terrenas, donde el sector privado es el que genera y distribuye la electricidad, la gente sí paga, también recibe sus 24 horas y pagan en zonas donde no hay turistas, como Boca de Yuma. Pero los gerentes de EDENORTE, EDESUR y EDEESTE son cuadros del PLD y lo que les interesa es conseguir votos.
En 1931, ante la gran depresión económica mundial, un Trujillo en apuros económicos vendió la compañía de teléfonos estatal a una empresa extranjera. Desde entonces todos los dominicanos pagamos el teléfono y ahora la televisión por cable y los celulares en muchos casos hasta prepagando. En 1952 Trujillo hizo que el gobierno comprara la compañía norteamericana de electricidad, y desde que desapareció el tirano decidimos que no había que pagar la luz porque ya “era del pueblo”. ¿Hasta cuándo?

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