CONSULTORIO DE FAMILIA

CONSULTORIO DE FAMILIA

Pregunta de la lectora: Mi hija de 37 años no es responsable como madre. Su hijo de 14 años se fue de la casa y dice que no quiere volver, que ella lo maltrata y no lo entiende. Quisiera ayudar pero no sé cómo. No tengo condiciones para tenerlo conmigo, además, reconozco que no podría controlarlo. ¿Qué usted me recomienda en esta situación tan difícil para mí y mi nieto?

Respuesta de la terapeuta: La responsabilidad de los hijos recae sobre sus padres, no en uno solo. Ambos deben estar involucrados en la crianza y en las enseñanzas mediante la socialización de los valores, la disciplina y el estilo afectivo familiar.

Cuando un adolescente muestra conductas fuera de control, es probable que las funciones del subsistema parental hayan sido negligentes o extremadamente rígidas.
Un adolescente no se comporta así porque quiere, es probable que esté respondiendo a situaciones que le estén provocando sufrimiento, falta de reconocimiento, de aceptación, amor, seguridad y confianza.

Es probable que existan fallas en estas funciones y él esté reaccionando a ellas.

Por ejemplo, si el sistema es negligente y él creció en un ambiente en el que vivía a su libre albedrío, sin consecuencias cuando era necesario modelar las conductas que favorecen la convivencia social.

Estos padres no están atentos a cuidar, proteger y amar a sus hijos; todo lo contrario, se satisfacen ellos mismos e ignoran sus necesidades y demandas.

En el otro extremo, están los padres que son rígidos, inflexibles, punitivos, descalificativos y críticos severos de sus hijos. Someten a la fuerza a través de golpes y palabras hirientes e insultos.

Ambos estilos no favorecen el desarrollo satisfactorio y adaptado que faciliten la convivencia en el entorno familiar y social.

Cuando los padres han perdido la destreza, es preferible buscar ayuda de un profesional que les pueda orientar al respecto.

Si su hija se resiste a asumir su cuota de responsabilidad, es importante hacerle saber las implicaciones familiares, sociales y legales que puede tener. Si el padre no vive con ellos, hay que buscar la forma de que se involucre y tome partido en la situación actual.

Usted, como abuela, puede ser un punto de apoyo para comenzar a generar cambios.
Si se le dificulta, busque otro mecanismo. Siempre recomiendo, que sea orientar e indicar las instituciones en las que les puedan ofrecer ayuda.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas