Los riesgos de salvar a otros: COE dirige hombres exponen su vida

Los riesgos de salvar a otros: COE dirige hombres exponen su vida

Miles de hombres van tras un objetivo: salvar vidas, rescatar personas. Su tarea es un gran riesgo: deben afrontar lluvias e inundaciones, desafiar el mal tiempo y encarar la muerte. El reto es mucho mayor cuando hay provincias en estado de emergencia. Tal es el caso de las últimas semanas, tras 43 días de urgencias y afanes.
El Centro de Operaciones de Emergencias (COE) moviliza a esos hombres, pero también moviliza equipos. Así, los recursos humanos se unen a los técnicos y la logística, para descorrer la cortina de las lluvias y llegar a los afectados.
Son miles las familias afectadas, con sus casas destruidas y sus pertenencias anegadas por las aguas. Además resultan golpeadas por los chaparrones y sufren el drama de las riadas, el desbordamiento de ríos y cañadas y la furia de los desagües.
Así pues, ventarrones y deslizamientos de tierra se conjugan para arrasar viviendas, puentes, escuelas y plantaciones. Por tanto, no es extraño pensar que la naturaleza conspira contra el bienestar de miles de personas que afrontan el dilema de sus vidas: el rescate o la hecatombe.
Las autoridades del COE apuestan al rescate. Su director, general Juan Manuel Méndez, está consciente de la gravedad del caso, y por eso labora con intensidad para evitar tragedias.
También está consciente de que el fenómeno es tan incontrolable como complejo. Incontrolable porque es obra de la naturaleza, y complejo porque implica un sistema frontal combinado con vaguadas y vendavales.
Méndez sabe muy bien que la lluvia es natural, incontrolable, y que la hecatombe, sin embargo, no lo es. Por eso despliega un solo afán: evitar que las lluvias se vuelvan tragedias.
La situación actual ha desafiado a las autoridades. “Han sido días interminables, sin descanso, con sufrimiento tanto de la población como para la autoridad”, externa el director del COE.
Para él es lamentable que “personas desoigan el llamado de los medios de comunicación y las autoridades, y perezcan tratando de cruzar ríos, arroyos o cañadas que presentan grandes volúmenes de agua”.
Deplora que alguna gente arriesgue su vida y la de otros, y muestra su dolor porque un hombre se lanzó a un río desbordado en La Vega. El dolor es tanto verlo en un vídeo que circula en las redes sociales, como saber que hubo pérdida humana.
Méndez calibra la situación de emergencia, pues sabe lo que significa tener un sistema frontal con sus efectos gravitando sobre el territorio.
El mayor reto. En sus 12 años como director del COE, el general nunca había enfrentado un sistema frontal como el que amenaza al país. Ni siquiera la experiencia de Noel y Olga en el 2007 es comparable a la urgencia actual. “No hay poder de absorción de los suelos. Los suelos están totalmente saturados; lo que está cayendo es agua sobre agua”, dice.
Según él, los sistemas frontales son impredecibles, ya que no permiten vislumbrar la cantidad de lluvia que va a caer.
“Con los sistemas frontales no hay forma de determinar cuándo terminarán esas lluvias y la cantidad de milimetría que arrojan las mismas”, explica.
Así pues, el agotamiento de los suelos y la incertidumbre que entraña el sistema frontal disparan las alarmas y obligan a redoblar los esfuerzos.
Ante esto, las autoridades del COE se han dispuesto realizar rescates con aeronaves y socorrer las zonas afectadas, para salvar personas que permanecían varadas en techos y azoteas.
Méndez tiene razones para proclamar una buena gestión en el COE. En efecto, resalta la confianza lograda con la población, en alianza con los medios de comunicación. Esto, a su juicio, ha permitido que haya poca o ninguna resistencia a las evacuaciones forzosas que se ejecutan.
Perspectivas. Desde ya se prevé escasez de alimentos, dado que los vendavales han arrasado plantaciones y cosechas. El ministro de Obras Públicas, Gonzalo Castillo, cifró en 20 mil millones de pesos las pérdidas causadas por las inundaciones. Los estragos incluyen edificaciones físicas y la agricultura. Hay más de 100 puentes afectados y unas 90 escuelas golpeadas. Además, varias muertes y miles de desplazados.

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