Regateos en seguridad social

Regateos en seguridad social

La manzana de discordia en la seguridad social ha sido siempre el regateo por parte de las ARS de la cobertura a que tienen derecho los asegurados. Permanentemente fluyen quejas de pacientes a los que se les niega atención o se les exige indebidamente el pago de diferencias por procedimientos o tratamientos. Ahora las contradicciones surgen porque algunas ARS se niegan a respetar los derechos de cobertura ampliada por cirugías y tratamientos de alto costo.
Además de la afiliación universal de los miembros de la sociedad, la seguridad social debe garantizar la cobertura de medicina, procedimientos y tratamientos para los pacientes con enfermedades de alto costo. El Gobierno ha erogado casi dos mil millones de pesos para financiar los tratamientos de pacientes de esa condición, porque las ARS se niegan a cubrirlos.
Es necesario que las autoridades de la Seguridad Social escuchen los argumentos en que sustentan las ARS su resistencia a cubrir los derechos de los asegurados, y tratar de lograr una solución satisfactoria. Desde luego, ninguna solución puede pretender que los pacientes de esta condición especial queden desamparados de cobertura. No puede haber una salida regresiva que lesione o sacrifique a las ARS, pero tampoco que perjudique los derechos de los asegurados.

Venezuela exige democracia

En términos matemáticos y políticos, el Gobierno del presidente Nicolás Maduro ha sido derrotado. El plebiscito que recogió en Venezuela la expresión de rechazo de cerca de siete millones de ciudadanos deja claro que, a no ser por la fuerza, el régimen ha quedado revocado. A partir de estos resultados, en la patria de Bolívar hay que cambiar el lenguaje de las botas por el de la democracia. No sería aconsejable para el régimen del chavismo que continúe adoptando posiciones de tozudez que eventualmente hagan revertir la expresión cívica en ira popular.
A la vista del mundo, el pueblo venezolano ha dicho lo que quiere y se le niega. El argumento de la ilegalidad de los procesos populares no tiene cabida ni razón de ser cuando la demanda de cambio se expresa de manera tan cívica y contundente.

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