Antesala de la Era de Trujillo

Antesala de la Era de Trujillo

FERNANDO INFANTE
Desde que la Junta Central Electoral declara «legales y válidas las elecciones del 16 de mayo», diez días después de haberse celebrado los comicios, un viento abrasador comienza a levantarse sobre la República, como premonición de la llegada de un castigo bíblico para arrasar una sociedad decadente por haberse dejado abusar de políticos irresponsables e ineptos en su mayoría.

En ese torbellino la muerte cabalga con charreteras de general. El primero en caer es un pugnaz político que también escribía poesía; padecía tuberculosis y se encontraba descansando en su casa campestre para someterse en los días siguientes a una operación quirúrgica. Virgilio Mainardi Reyna fue asesinado junto a su esposa con la complicidad de la noche y así pagó su enemistad con el flamante presidente Electo, que lo llevó a ser un recalcitrante instigador ante su protector, José Dolores Alfonseca para que éste, en funciones de Presidente de la República, seis meses atrás, por ausencia del titular Horacio Vásquez, destituyera al general Trujillo de la jefatura del ejército.

Rafael Vidal Torres, una de las lúcidas inteligencias del trujillismo emergente dio muestra de gallardía y templanza de espíritu al expresar públicamente su dolor por la tragedia que se había llevado a su «entrañable amigo». Lo mismo hizo otro poeta trujilista, Miguel Angel Jiménez a quien la amistad fraterna con el sacrificado también le impuso anteponer la decencia de la denuncia ante el silencio degradante de la conveniencia política. Arturo Napoleón Alvarez, hombre de convicciones y reciedumbre moral dirige una vibrante carta al presidente Estrella Ureña haciéndole saber que si les son «otorgadas ciertas facultades antes de un mes pondría en manos de la justicia a los culpables de ese crimen».

NO ha desaparecido de la opinión pública el estupor del atroz doble asesinato cuando en las lomas de Moca, el general Trujillo al mando de quinientos soldados persigue a Cipriano Bencosme y toma por cuartel su casa para dirigir operaciones militares desde el Mogote hasta el llano, mientras por primera vez aeroplanos hacen reconocimiento en la altura y el llano. Las tropas peinan los montes y en su operativo llegan hasta Los Amaceyes para controlar otro caudillo bajo sospecha de no avenirse a la nueva situación. Piro Estrella entrega las armas que poseía y se le otorga garantías para que pueda permanecer en libertad.

Un nuevo orden político y social va tomando cuerpo en la República. Tempranamente se expresa. El pasado levantisco y estéril en el cual ha desgastado sus energías debe quedar atrás.

Hombres de gran respeto público y políticos de oposición son detenidos brevemente en la Fortaleza Ozama. Allí van Angel Marías Soler, M. Martín de Moya, Manuel de Js. Troncoso de la Concha, Pedro A. Lluberes, Víctor y E.O. Garrido Puello, Federico Nina, J. R. Cordero Infante. Otros abandonan rápida y furtivamente el país. Angel Morales evita ser apresado por el padrinazgo del hacendado Juan Rodríguez y Teófilo Cordero, representantes de la Confederación en La Vega. Federico Velázquez es detenido y enviado a la justicia inculpado del delito de tener en su poder municiones sin la licencia correspondiente y a poco es enviado fuera del país. «Cualquier intentona de perturbar la paz, constituiría ahora un crimen. El país reclama paz, trabajo reconstructor, colaboración y a ello estamos obligados todos».

Pero no todo es represión política y detenciones admonitorias para hacerles saber cual será en lo adelante el camino de la nación. El pueblo también siente un clima de renovación y contento que se expande y expresa de diversas maneras. El artista Heriberto Payán, uno de los clarinetistas más sobresalientes del país le dedica al Presidente Electo una pieza musical; un vals para orquesta y banda que lleva por título «Viva el Gral. Trujillo», con entusiasmo la gente disfruta la presencia del Trío Matamoros que ha contratado la compañía de espectáculos Herman-Morita y sus presentaciones en el coliseo de la calle Padre Billini se realizan con «rotundo éxito». El hotel Fausto vuelve a llenar su terraza como en los buenos tiempos y los domingos hay que hacer reservación por anticipado por la afluencia de un público alegre y entusiasta. Hasta una nueva marca de cerveza sale al mercado con el nombre de «Colón» y es vendida a treinta centavos la botella y cinco y diez centavos el vaso con gran demanda. Los clubes «Casino Democrático», «Centro de Dependientes» anuncian rumbosas fiestas para la inauguración del nuevo gobierno.

«La Casa de España» y el «Club Unión» que espera sobrevivir por la rebaja de la cuota que ha hecho a sus socios, según dice su Secretario Osvaldo Báez Soler, se desperazan y preparan sus salones para celebrar regias fiestas de gala por la toma de posesión del gobierno el 16 de agosto.

Esas explosivas demostraciones de satisfacción y confianza llevan incluso a celebrar en la Mansión Presidencial los quince años de vida de la señorita Flor de Oro Trujillo, hija del «benemérito General Trujillo». Y los agasajos oportunistas al flamante mandatario no cesan y hasta lo inoportunan por lo que éste por vía de su Secretario particular hace saber que tales actos lo distraen de sus deberes por lo que en lo adelante, los homenajes que les sean ofrecidos y exijan su presencia tendrán que tener su aprobación previa, lo que motivó un cáustico editorial de La Opinión: «El General Trujillo no quiere más banquetes ni cenas danzantes. Se acabó la adulonería ficticia. Ya muchos creían envolverlo en sus redes de seda de un banquete están de duelo. El primer bofetón le ha sido dado».

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