QUE SE DICESe busca un vertedero

QUE SE DICESe busca un vertedero

Una vez se disipe la euforia provocada por la decisión de la Secretaría de Medio Ambiente de disponer el traslado inmediato del rockash depositado en las costas de Arroyo Barril, Samaná, y la Bahía de Manzanillo, en Montecristi, habrá que analizar muy bien dónde queda «el lugar adecuado, bajo condiciones ambientales seguras», donde se depositará, según las exigencias de las autoridades, una basura que nadie querrá que le echen en el patio de su casa. Las empresas Trans Dominicana de Desarrollo y Multigestiones Valenza S. A., que también fueron penalizadas con el pago de 3 mil salarios mínimos (casi nueve millones de pesos) de multa, deberán buscar, se supone que con la supervisión de las autoridades medioambientales, el nuevo destino que se dará a ese peligroso material, para que no cometamos el imperdonable pecado de trasladar un problema de un lugar a otro y la pesadilla vuelva a empezar de nuevo.

Problema cultural

En la cultura política criolla, maleada hasta la perversión por el clientelismo, lo malo de ahora se justifica o legitima con lo malo que hicieron antes los otros, y así sucesivamente. Por eso un ex director del hoy cuestionado Plan Renove puede argumentar, como la cosa más natural del mundo, que nada tiene de pecaminoso repartir autobuses a diestra y siniestra entre sindicatos y choferes, pues se trata de una forma de paternalismo que inició el extinto ex presidente Joaquín Balaguer y que se mantiene, como el primer guandul, hasta el sol de hoy, para regocijo de los sufridos obreros del volante y los «dirigentes sindicales» que los patrocinan. Ni una señal de arrepentimiento, ni siquiera una hipócrita disculpa por el grosero reparto de lo que no les pertenece. Con decir que otros, antes que ellos, hicieron lo mismo, es suficiente. Y parece que es verdad. ¿O puede alguien señalar, por su nombre y apellido, al sindicalista, chofer, empresario del transporte o político demasiado dadivoso con lo ajeno que haya sido juzgado, condenado y encarcelado por semejante práctica?

No es lo mismo

A propósito de clientelismos, repartos antojadizos de las propiedades públicas y demás hierbas aromáticas, hay que advertirle al síndico Roberto Salcedo, así como al Presidente de la República, que la decisión del gobierno de acudir en auxilio del ayuntamiento del Distrito Nacional regalándole 50 camiones compactadores para que pueda hacer frente a la crisis en la recogida de la basura no ha sido bien interpretada, como lo prueba el hecho de que el doctor Pedro Franco Badía, ex director del Plan Renove, considera que la repartición de guaguas, montacargas y otros equipos pesados entre la clientela política perredeísta y la donación del Leonel Fernández al cabildo capitaleño son «la misma cosa». Se trata, lógicamente, de una exageración del ex funcionario, como lógico es también que si el gobierno actúa con favoritismo al echarle una mano a Salcedo -una de las grandes reservas políticas del PLD- para evitar que la basura se lo trague, lo menos que puede suceder es que aparezca alguien que se lo eche en cara.

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