Esculturas gigantes del mundo de Tolkien y de Marvel popularizan un pequeño humedal en la capital de los Incas

Esculturas gigantes del mundo de Tolkien y de Marvel popularizan un pequeño humedal en la capital de los Incas

CUSCO. Era un basural pantanoso en la tierra de los Incas, pero ahora es uno de los más pequeños humedales recuperados de Perú en medio de una tendencia mundial que amenaza la existencia de estos sitios claves para asegurar la existencia humana.

Su popularidad no es consecuencia de la preocupación ambiental local. Son cinco estatuas de hasta cinco metros de altura inspiradas en los libros de fantasía de J.R.R. Tolkien y del universo de comics Marvel, lo que impulsó la propaganda del lugar incluso entre los vecinos del pueblo de Huasao, donde está el humedal, quienes por décadas usaban este terreno de 5,5 hectáreas para arrojar animales muertos, residuos de materiales de construcción y plásticos.

Los humedales, que abarcan ocho millones de hectáreas en Perú, son tierras llenas de vegetación cercanas a ríos, lagos u océanos que se inundan de agua por periodos o de forma permanente y poseen una rica biodiversidad.

“Vi por conveniente enfocarme en los niños, incentivar su espíritu ambientalista”, comentó Jeancarlo Pacheco, un ingeniero agrónomo que dirigió la recuperación del sitio a 17 kilómetros de Cusco, la joya del turismo en Perú. Con un financiamiento conjunto de 1,3 millón de dólares entre el Banco de Desarrollo de América Latina y el Estado, se construyeron canales, una isla artificial y pequeñas lagunas que captan agua subterránea que baja desde la montaña Pachatusan en esta tierra donde cinco siglos atrás gobernaron los Incas.

Después de erigir un cerco para frenar a perros y gatos que se comían a los cuyes silvestres, huevos, pichones y aves en general, Pacheco pensó atraer a los niños. Se acordó de los árboles gigantes protectores de bosques llamados Ents que vio en la trilogía de El señor de los Anillos, basada en los libros de Tolkien. Imaginó que estos personajes junto al bebé Groot –el pequeño extraterrestre que parece árbol de la saga Guardianes de la Galaxia de Marvel– podían interesar a los niños.

Un escultor de la Escuela de Bellas Artes de Cusco construyó las estructuras de las estatuas con fierros y las cubrió con fibra de vidrio y yute. Pacheco pensó que el humedal iba a recibir una discreta aceptación local.

Lo que ocurrió luego fue impredecible.

El 2 de mayo, un día después de su inauguración, James Gunn, director de las dos primeras películas de “Guardianes de la galaxia”, colocó en su cuenta de Twitter dos fotografías de los muñecos gigantes del humedal de Huasao y recibió 36.000 likes. Ese mes llegaron más de mil personas diarias, pero ahora el promedio es de unas 200 por día, la mayoría peruanos menores de 30 años. El municipio de Oropesa, que administra la zona, está aprendiendo a lidiar con los visitantes.

Los funcionarios municipales asignados al humedal advierten a los asistentes no salirse de los caminos tapizados con piedras y no acercarse demasiado a los espejos de agua donde reposan las aves. Sin embargo, en una tarde reciente se observaba que varios visitantes salían de los senderos, arrojaban envolturas plásticas de galletas o cruzaban las sogas protectoras que rodeaban algunas de las estatuas para retratarse con sus celulares.

La recuperación del pequeño humedal es importante porque va a contracorriente en medio de una tendencia global de desaparición de estos sitios que se drenan por la expansión de terrenos para la agricultura, industria y construcción de viviendas urbanas. El organismo que protege los humedales a nivel mundial, la Convención Ramsar, anunció la última semana en un informe que entre 1970 y 2015 desapareció el 35% de los humedales del planeta.

José Luis Venero, biólogo peruano experto en humedales, dijo que se necesita realizar una tarea continuada de educación ambiental para que los visitantes no solo se tomen fotografías con los muñecos gigantes sino que entiendan que los humedales proporcionan “agua, alimento, evitan inundaciones, conservan suelos y vegetación y en el otro extremo de los servicios ecosistémicos, hasta gozar de un sitio donde hay paz y uno puede reencontrarse con la naturaleza”.

Venero, quien ha estudiado por 18 años un cercano humedal de importancia internacional llamado Lucre-Huacarpay y hace una década investiga en Huasao, destacó la función de “refugio” que cumplen los humedales para las aves migratorias que llegan desde el hemisferio norte y que “controlan otros animales, dispersan las semillas y las polinizan”.

Explicó que una especie migratoria llamada de forma popular “Garza de Corona Amarilla” (Nyctanassa violacea), que habita desde el sureste de Estados Unidos hasta la costa de Perú, ya ha sido registrada cuatro veces en el pequeño humedal de Huasao, donde encuentra un lugar apropiado “por lo especial que es”, frente a otros humedales.

“Esto nos lleva a pensar que también es un laboratorio natural que debe servir para la investigación científica continuada”, comentó.

También arriban otras aves desde el hemisferio norte como el “Playero Patiamarilla Menor” (Tringa flavipes) y el “Faláropo Tricolor” (Steganopus tricolor) junto a más especies que se quedarán mientras otra parte de sus poblaciones continuarán rumbo al sur, y luego a fines de abril, volverán por la misma ruta hasta sus lugares de origen, indicó el biólogo.

“Los humedales son como los aeropuertos internacionales para estas aves migratorias, donde no se controla a nadie, ni se necesita de pasaportes para poder aterrizar o acuatizar”, afirmó Venero. “Si no cuidamos los humedales, muchas aves migratorias se pueden extinguir… La conservación de la naturaleza significa asegurar nuestro futuro. Si no trabajamos en esto, hasta nuestra propia existencia corre peligro”.

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