Mantiene rechazo emitir deuda con garantía colectiva

Mantiene rechazo emitir deuda con garantía colectiva

Estrasburgo.  La canciller alemana, Angela Merkel, mantiene su rechazo a la posibilidad de que la eurozona emita deuda con una garantía colectiva al considerar que “no es una solución adecuada”, ya que así la señal que se enviaría “no sería buena”, mientras que reclamó la necesidad de trabajar hacia un mayor grado de unión fiscal.

En una rueda de prensa compartida con el presidente francés, Nicolás Sarkozy, y el primer ministro italiano, Mario Monti, la canciller alemana dijo que los líderes de las tres mayores economías de la eurozona quieren “un euro estable, un euro fuerte” y aseguró que están dispuestos a “defenderlo con todas las fuerzas”.

Sin embargo, Merkel reconoció que no ha cambiado ni un ápice su postura sobre la emisión de eurobonos, ya que estos instrumentos harían que los distintos niveles de tipos se nivelaran, pero advirtió de que “no es una buena señal (…) no es la solución adecuada”. Mientras el presidente francés, partidario de que el BCE tenga una participación más activa en la crisis de deuda, evitó realizar comentarios sobre esta cuestión y se limitó a advertir de que el agravamiento de la crisis afectará a todos y no sólo a la ‘triple A’ de Francia.

El primer ministro italiano se mostró a favor de los denominados ‘bonos de estabilidad’, aunque precisó que “su contribución siempre debe producirse dentro de una unión fiscal”.

Sarkozy y Merkel han anunciado que presentarán “en los próximos días” su propuesta común para modificar los tratados de la Unión Europea y reforzar así la unidad política del euro.

 “Somos conscientes de la gravedad de la situación y buscamos los mismos remedios”, declaró Sarkozy.

El primer ministro italiano coincidió con Merkel en que es necesaria una unión fiscal antes de plantear la emisión de bonos comunes para los socios. “Debemos dirigirnos a una unidad fiscal si queremos dar estabilidad a la zona euro”, afirmó.  La reforma no incluirá cambiar el mandato del Banco Central Europeo (BCE), limitado exclusivamente a controlar la inflación por debajo del 2% y no a comprar la deuda de los países socios ni estimular el crecimiento.

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