Pobreza es esclavitud

Pobreza es esclavitud

El gobierno con todos los cuartos y la población arañando en la miseria. Cinco puntos para pagar deudas contraídas, deudas que habrán de honrar las amas de casa pagando comida cara, medicinas inalcanzables e imposibilidad manifiesta de hacer frente a las necesidades de la vida diaria.

El enviado del Tesoro Norteamericano se preocupa por sus cuartos, busca que le paguen sus acreencias, ¿con qué? ¿Con qué se pagarán las deudas que el gobierno contrae?

Con impuestos. ¿Hay acaso otro medio que no sea acumulativa carga fiscal sobre la población consumidora? Para proteger el gobierno ha de ser así.

Nuestro país, siempre ha buscado y practicado el proteccionismo, una vez de la Gran Colombia, otra de España, ahora de Norteamérica, los gobiernos se aferran a un protectorado y enajenan la independencia, el país es una bodega que depende del gran almacén , así nunca podrá salir del atraso.

La dependencia comercial no permite progreso, una bodega que depende del gran almacén no se convierte en centro comercial, el comercio para su expansión y desarrollo necesita libertad, amplitud en su radio de acción, de lo que carece Latinoamérica con sus cargantes y costosos regímenes dependientes de Estados Unidos, prestamistas sustentador de regímenes adeptos a su política.

El reciente desarrollo de Singapur, un islote que cabe varias veces en el Distrito Nacional, convertido en un gran puesto comercial, prácticamente una potencia económica, su pujanza financiera ha sido posible a su comercio cosmopolita; las dependencias, por muy justificadas que parezcan son esclavizantes y mantienen las poblaciones en la miseria.

La apertura comercial parece desplazar el comercio local y no es así, todas las actividades económica son interdependientes, la gran empresa depende de las pequeñas y viceversa, ningún comercio puede aislarse; por muy extenso que parezca, como ha creído ser China y Rusia, toda nación es siempre dependerán de las demás naciones.

Sin el concurso de la población cosmopolita el desarrollo es imposible.

Difícilmente comprendan los países dependientes de Estados Unidos, que las actividades productivas y comerciales, en pequeña escala, no funcionan bajo el sistema financiero de gran escala, dirigido y financiado por un estado proteccionista, como opera la opulenta nación norteña, e imitan al pie de la letra las naciones latinoamericanas.

Es como aplicar la organización de General Motors a un taller de mecánica.

La llamada economía norteamericana, basada en el crédito de su moneda, dirigida y organizada desde el gobierno central, sistema establecido en los años treinta por Franklin D. Roosevelt, asesorado por John Maynard Keyness, a raíz de la «gran depresión» provocada por los aputitanos derechistas, contrarios al estilo liberal que mantenía la corriente popular denominada «jazz age» y el «charleston de flappers», considerado corruptor de la moral, unido al consumo de alcohol y el poderío de las mafias, que dio lugar a la ley seca y culminó en la segunda conflagración mundial que arrasó a Europa, es consecuencia de un sistema impuesto para proteger los grandes intereses creados.

El desenvolvimiento comercial de las poblaciones está supeditado a lo que disponga Estados Unidos con su hegemonía financiera; esa nación es el banco, presta a los gobiernos que impone, no al comercio local, el gobierno tiene que garantizarle su dinero, no los comerciantes que lo utilizan, así no se corre riesgo alguno, el prestamista tiene garantizadas sus acreencias y la población desvalida está obligada a asumir las deudas y pagarlas de sus magros ingresos, sin saber cómo ni cuando las contrae. Es la forma como se impone la miseria, coartando el ahorro familiar, la sociedad se ata a un dogal, una esclavitud financiera imposible de liberar.

Mantener un comercio casi exclusivo con Estados Unidos significa poner todos los huevos en una canasta, para que el país progrese ha de hacer valer su soberanía, abrir sus puertas a toda invertir, nada de extranjerismos ni condicionantes, todo negocio aquí establecido ha de estar sujeto a las leyes nacionales, las cuales existen para estimular y proteger el comercio, no para perseguirle, reconocer que la única forma de crecer es atrayendo inversionistas sin banderías ni restricciones y sin que la política chantajee al capital.

La dolarización es una dependencia comercial igual a la que existe, nada cambia a menos que se permita a la población comprar y vender, trocar y permutar en la forma que mejor convenga, quien desee vender en pesos que venda en pesos, quien desee vender en dólar que lo haga y quien prefiera florines, coronas, libras, euros, yenes o chivos por caballo, quede libre de negociar, sin que el gobierno le coarte. Eso es libertad, lo demás es esclavitud y esclavitud es miseria.

Miseria es lo que impone la política, los líderes sólo persiguen hacerse ricos ellos y enriquecer sus seguidores, es natural, en el gobierno es que están los cuartos que se quitan a la población desvalida y se depositan en el Presupuesto, quien quiera hacer riqueza tiene que buscar la forma de meterse en el gobierno o quedarse pobre.

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