Los temores que rondan al país

Los temores que rondan al país

La indefinición que tiene tensa a la colectividad, y contra la que vienen reaccionando diferentes sectores, proviene en primer término de la crisis de división que sume al partido que controla mayoritariamente el poder. Es la peor confrontación de polos peledeistas vista jamás y que coloca al oficialismo contra sí mismo, lo que augura mayores dificultades a la nación. Más allá de la discordia intestina, y proviniendo de esta, la más dañina contradicción del presente se expresa entre promotores de una reforma constitucional y los importantes entes sociales, religiosos, económicos y políticos que reclaman respeto a la institucionalidad por entender que la República necesita en lo inmediato que su Carta Magna, continuamente llevada a alteraciones precipitadas por ambiciones de poder, gane la permanencia que le ha sido negada. Que se respete su integridad mientras no esté labrado con firmes rasgos algún consenso que atienda obligaciones de actualizarla.

Existen presagios de repercusiones sobre el desenvolvimiento de la democracia, la seguridad jurídica y la imagen del país si se consuma una reforma que ignoraría la división que manifiesta la sociedad sobre lo que debe ser su Ley de Leyes. Planteándose además la posibilidad de que la reelección sea convertida sorpresivamente en opción ilimitada para cualquier gobernante, eliminando desde ahora o más adelante su temporalidad. Rompan fila y viva el jefe.

Los veganos en lista de espera

El municipio de La Vega vive sueños tronchados: necesita que la ley que dispone el 10% de los ingresos fiscales a nivel nacional le llegue en la debida proporción; pero solo recibe el 2.5% ó 25 millones al mes a pesar de la importancia política y económica de la provincia en que está enclavado y que produce muchos víveres, vegetales para exportación y arroz.
A medio talle está la presa de Guaigüí que evitaría los desbordamientos del río Camú que quitan tranquilidad: y en la misma inconclusa condición se encuentra el mercado público, tras su destrucción por un incendio en el 2016. Los bomberos veganos conocen también lo que significa vivir a medias. Urgen para completar una existencia digna que se haga realidad un aumento salarial prometido y echado al olvido por el Gobierno.

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