Ambiciones que matan

Ambiciones que matan

La rebatiña de los políticos por retener el poder, o por alcanzarlo, está desnudando ante el país las enormes ambiciones de los ciudadanos, que han considerado la actividad política como el mejor medio para enriquecerse y convertirse en alguien en esta sociedad llena de tantos falsos valores.

Dos de los tres partidos más importantes del sistema tradicional político se han desmembrado, fruto, no de querellas ideológicas o programáticas, sino tan solo de hacer relucir ambiciones desembozadas, sin el más mínimo sonrojo de darle un barniz de preservar la unidad, o de buscar el bienestar de la colectividad. Los tiempos de las luchas de clases, que tanto impulsaban los comunistas, quedaron como un recuerdo histórico, y ahora, sin temores, se venden como los más ambiciosos.

Las mayorías nacionales está viendo indefensos el proceso de entierro de la dominicanidad, cuando los políticos, por su ceguera mental, fruto de ambiciones desmedidas o por su limitada inteligencia, se les importa poco hundir al país, mientras ellos, aupados por sectores privados ambiciosos, se consideran por encima de los demás, y en base a la prepotencia y a no escuchar, trabajan en base a que solo su palabra es la que vale, empujando al país hacia una pobreza colectiva, que cada día se manifiesta, de como se hace más dura la vida para los ingresos limitados que le permitan vivir en un país con una prima por encima del 40 por 1.

El desmembramiento del PRD y del PRSC revela que, sin razones creíbles para la gente, proceden a destriparse para desplazar a unos, y otros, aguijoneados por el tiempo, consideran que desde el poder manan demasiadas riquezas, como lo han demostrado los que ahora dirigen pésimamente a la Nación. Los billonarios recursos que ingresan al erario público apenas alcanzan para cubrir los desaforados gastos corrientes, con autoridades proclamando de que están ajustados, cuando todo el mundo sabe que no es verdad, incluyendo a los que ellos suponen ingenuos como es el FMI, al cual ya la administración del presidente Mejía engañó con aquel mal negocio de la recompra de las acciones de las Edes españolas.

Los políticos dominicanos, a través de la historia, no han cambiado y esto lo destacaba Angela Peña en su columna del pasado lunes 17 demostrando que las expresiones emitidas por Patín Maceo conservaban todo su valor de como los don nadie se convierten en poderosos señores de la sociedad, apoyados en la falta de escrúpulos, que hasta la sociedad aplaude y los celebra para permitirles codearse con los que han forjado sus buenas posiciones en base al trabajo constante y honrado.

No hay desperdicios cuando los políticos se desnudan y proceden a iniciar el proceso de desintegración de sus partidos. Estamos en el preámbulo del ocaso de instituciones políticas que se creían eran tradicionales en el devenir histórico del país, pero se ha visto, que al estar integrados por dominicanos ambiciosos, solo se espera que se destruyan para permitir el ascenso de otras agrupaciones, que también en las metas de sus componentes, es hacerse ricos a la sombra del poder político.

No hay suerte para los dominicanos cuando ya los sueños quijotescos de que los partidos trabajen para el bien común con un programa mínimo de desarrollo, o que se apoyen en ideales como los del idiario de Juan Pablo Duarte, prefieren dejarse llevar de la más mezquinas de las entidades de los hombres, que es el egoísmo, proyectado a hacerse ricos a la carrera, apoderándose de recursos que no le pertenecen.

La actual administración perredeísta empujada por una aguda desesperación de no verse desplazados del poder, están utilizando todos los recursos de un arsenal de armas políticos de dudosa legitimidad, y con lo sucedido el pasado sábado, colocarán en el filo de una navaja a la Junta Central Electoral a la hora que las dos facciones perredeístas presenten sus candidatos presidenciales y tenga la JCE decidir cual es la legal de ese partido otrora mayoritario.

Por igual al PRSC le esperan días difíciles, más cuando ya inscribieron a su candidato presidencial y fue aceptado por la JCE. Ahora la nueva facción, surgida de la asamblea del domingo pasado, pretende cambiar esa medida, ya reconocida, con lo que todo parece indicar, si es que hay elecciones en mayo venidero, que el PLD volverá al poder, por que hasta ahora está enseñando más coherencia y responsabilidad en su quehacer político, aun cuando no están libres de algunos ambiciosos simpatizantes.

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