Ahora sí que llegamos

Ahora sí que llegamos

Rememorando el cuento aquel del ciego y el tuerto que iban remando en un bote, donde el ciego no sabía nadar, y en un impulso del paleteo, el ciego le dio con el remo al tuerto en el ojo y este exclamó: ¡Ya si llegamos! Acto seguido, el ciego descendió de la embarcación creyendo que habían llegado a tierra, pereciendo ahogado.
Eso mismo está sucediendo en nuestro país con el turismo a raíz del fallecimiento de una pareja de esposos y otros dos turistas estadounidenses, que murieron en un hotel propiedad de la familia gallega Piñeiro y las autoridades encargadas de velar por el turismo, no actuaron con prontitud al no enviar y recibir las pruebas de los decesos, que sin lugar a dudas fueron por muerte natural, pero al no presentarse inmediatamente estos exámenes toxicológicos, los competidores nuestros en el Caribe, divulgaron como reguero de pólvora, que había sido por los alimentos o las bebidas que, mediante el sistema de “Todo incluido” se ofrecen durante la estadía completa en dicho establecimiento hotelero.
El no haberse ocupado a tiempo de presentar las investigaciones que llevó a cabo el FBI, sino hasta el jueves 17 del mes que discurre, las cuales establecieron, que las diez muertes ocurridas en los hoteles del Este, fueron en su totalidad por muerte natural. Sin embargo, esta declaración no compensará las cancelaciones de reservas en los hoteles y vuelos para la República Dominicana, las que se estiman hasta ahora en un 27%. Esta declaración del FBI como se cree, no tendrá efectos positivos en lo inmediato, ya que tal como sucede, cuando una copa se derrama en el suelo, difícilmente la totalidad del liquido es recuperable.
La difícil situación turística, ha venido a complicarse ahora con los dimes y diretes que han surgido después de las elecciones primarias del 6 del mes que discurre. Ya había sido traumático para la ciudadanía, el observar como los candidatos enfrentados gastaron sumas millonarias, tanto en la promoción personal, como en la compra de votos el día de las elecciones y cuyos resultados han sido puestos en duda por el candidato Leonel Fernández, que ha pedido que la Junta Central Electoral (JCE), contrate una firma internacional para que dictamine si no hubo fraude en el proceso electoral, que se realizó electrónicamente. Lo peor del caso es, que se estima en 10 millones de dólares el costo de la verificación exigida por el candidato que aparentemente perdió las elecciones, ya que la JCE ha proclamado ganadora su contendiente.
Nosotros entendemos que la democracia tiene sus límites y que el hecho de que un candidato, que a la vez es presidente del Partido gobernante, exija que se cotejen todas las urnas de votos, es penalizar al pueblo que innecesariamente observa como diez millones de dólares de sus impuestos, se dilapidan para complacer a un individuo que ya había sido presidente por tres períodos y que no quiso comprender que su momento de gloria había pasado, como lo reconoció el otro candidato que acudió a las elecciones bajo un padrón cerrado.
Entre los politólogos las opiniones están encontradas y hasta ponen en dudas ciertas actuaciones de la JCE durante el recuento de votos y hacen alusión al algoritmo del presidente Fernández, pretendiendo que se les adicionen los votos de los que sufragaron por “ninguno”.
Lo peor del caso no es la verificación del balotaje, sino las grandes pérdidas económicas que están sufriendo los empresarios y comerciantes con las manifestaciones que se convocan en la Plaza de la Bandera, precisamente frente al edificio de la JCE. ¿Quién compensará estos perjuicios, además del gasto del transporte hacia dicho lugar? Y la pérdida de hora hombre de trabajo. Pero más lamentable es, el dispendio de recursos económicos en cuestiones que pudieron ser previstas y que hoy pagan los ciudadanos comunes, mediante los impuestos que compulsivamente cobra la Dirección General de Impuestos Internos
Aunque no somos expertos políticos, creemos que “la sangre no llegará al río” y que todo quedará tal y como lo ha establecido la JCE. Esto puede significar, que el Partido de la Liberación Nacional (PLD), va por el derrotero irremediable de su división, ya que como dicen los galleros: “Dos gallos no caben en el mismo rejón”. Por lo tanto: ¡ya si llegamos!

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