El futuro de las tasas de interés (II)

El futuro de las tasas de interés (II)

En estos momentos un cuarto de los bonos estatales y privados en las economías desarrolladas se cotizan a tasas negativas. Este fenómeno primero se registró en Japón a finales de siglo. Actualmente los bonos estatales japoneses rinden -0.20% a 10 años. En Europa, los alemanes y daneses con -0.59% y los suizos con -0.74% lideran un grupo de 13 economías con cotizaciones negativas.
Incluso, los países PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España), otrora regañados por su irresponsable endeudamiento y sobregasto, presentan deudas públicas con tasas que han descendido desde 37% (Grecia en 2012) a niveles comparables con los países más cumplidores de las reglas fiscales de la UE: Grecia presenta tasas de 2.0%, Italia 1.4%, España 0.13% y Portugal 0.14%. Irlanda presenta una tasa negativa, -0.07%. Esto ha llevado a plantear si será un nuevo normal ver a estas economías con los problemas de los países ricos.
En términos fiscales, el principal efecto de este fenómeno financiero es que los gobiernos pueden pedir prestado gratis. Esto tiene impactos distribucionales, ya que, literalmente, los ahorrantes están regalando el usufructo de sus ahorros (y un porcentaje de su capital si las tasas son negativas) a los estados cuando invierten en bonos públicos. En ese sentido, las tasas negativas son un tipo de impuesto progresivo, similar, aunque inverso, a la inflación.
Pero, ¿por qué los inversionistas aceptan invertir en bonos a tasas negativas? Todo es relativo.
Tales tasas son menos negativas que las tasas de depósito del Banco Central Europeo y de algunos bancos comerciales. Los bonos son más seguros y líquidos que acciones y deudas corporativas, que pudieran sufrir más en caso de un agravamiento de la situación económica; y pudieran subir de precio vista la ampliación de los programas QE (recompra de bonos del ECB, Banco Popular de China, el Federal Reserve y otros) generando ganancias.
La contraparte de todo esto ha sido la acumulación de deudas, tanto en los balances de los bancos centrales como fiscales. En las economías emergentes, el entorno de tasas de interés internacionales históricamente bajas también ha favorecido el endeudamiento externo.
Claudio Borio, del BIS, advierte que la tendencia creciente del endeudamiento en economías desarrolladas tiene un límite y que “la política monetaria no puede sobrellevar los impedimentos estructurales al crecimiento” por lo que recomienda medidas que “fortalezcan las hojas de balance del sector público y privado junto con reformas estructurales que promuevan aumentos en la productividad”.
Un obstáculo en la Eurozona es que existen restricciones legales a los déficits. La Constitución alemana incluso requiere un saldo estructural positivo de 0.35%. Se requeriría que el Bundestag declarase una crisis económica para aprobar un programa fiscal expansivo que permita aprovechar las tasas negativas. Y como motor de la zona euro, la restricción presupuestaria alemana ha constreñido el crecimiento de toda la zona.
Irónicamente, la incertidumbre ha desincentivado la inversión privada a pesar de las bajas tasas de interés. Así la inversión pública queda como única opción. A nivel filosófico, la permanecia de tasas negativas pudiera promover profundas transformaciones en el modus operandi del capitalismo.
En 2006, J.L. Alemán entendía que había que bajar “nuestra deuda (externa) a no más del 30% del producto” para no “adentramos en el inhóspito mundo de los países que rehúye la inversión extranjera y que se ven amenazados por una fuga masiva de capitales extranjeros y nacionales”. Anadiendo: “Tal reducción no debe empeorar la mala distribución del ingreso, de la riqueza y de las oportunidades”.
No podía prever la situación actual, idónea para el gasto publico. Sin embargo, su preocupación central permanece válida en cualquier escenario. El endeudamiento debe orientarse a proyectos que fomenten tales objetivos, base de un crecimiento sólido, sostenido y equitativo. Además, necesita cuidar la complementariadad con la inversión privada para maximizar potenciales.

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