¡Qué negoción!

¡Qué negoción!

Bonaparte Gautreaux Piñeyro

Nos quieren convertir en un pueblo aséptico para el cual nada es nada. Un pueblo que nunca se irrite, que no se moleste, que pierda la capacidad de asombro, que no tenga memoria.
Ajustan los precios de los combustibles siempre al alza. Si bajan en el mercado internacional aquí se mantienen y si suben, aumentan abusivamente el costo. Pero eso no es todo: cargan los combustibles con impuestos leoninos.
En Haití aumentan los combustibles y ello es motivo para encendidas protestas públicas masivas; nosotros mantenemos la calma de los pendejos
En Bolivia, derrocan el gobierno de Evo Morales porque elevó la dignidad del pueblo llano; defendía el patrimonio nacional; no permitía la injerencia extranjera e invertía en el país lo que antes se robaban.
En Ecuador se sacude la tierra con los pasos de quienes protestan contra acciones dañinas del gobierno.
En Brasil mantienen pisoteados a los liberales que produjeron los gobiernos de Luis Inacio Lula y de Dilma Rousseff.
Lula disminuyó la pobreza; rescató la dignidad nacional de su país y lo colocó entre los más desarrollados. Dilma continuó esa política.
Perro huevero, aunque le quemen la boca, estos peledeístas tienen varias constantes y una de ellas es disminuir la presencia del Estado en negocios que deben ser y son propios del mismo, como, por ejemplo: la generación de electricidad.
Leonel Fernández desparpajó una parte de la riqueza nacional cuando decidió, y ejecutó, la venta de la Corporación de Empresas Estatales (CORDE) dejó sólo las que nadie quiso comprar.
La nueva e inaceptable operación multimillonaria en contra del Estado dominicano es la negociación de venta de Punta Catalina.
Punta Catalina parece ser el negocio perfecto para que el país pierda un montón de dinero que no tiene.
Es como si los pobres nos dedicáramos a trabajar, a ahorrar, a luchar, para que luego lo que debe ser un beneficio para el pueblo, se convierta en un nuevo filete, rebajado de precio, para que lo adquierana precio de baja muerta los que tienen algo que perder, como decía el doctor Joaquín Balaguer.
Desde el principio fueron oscuras las negociaciones para la construcción de una gran planta generadora de electricidad. Todo comenzó manipulando una licitación ganada por inversionistas chinos, la cual fue rechazada por buena, para aceptar préstamos y condiciones desfavorables.
Luego construyeron en terrenos arrendados, concertaron préstamos onerosos, se sobregiraron en los costos y ahora quieren vender la planta en un precio menor de lo invertido. ¡Qué negoción¡,
¿Lo vamos a permitir, borrachos por la campaña electoral, el festival de aumento de la deuda eterna con nuevos prestamos y el entretenimiento que si fue desde aquí que ubicaron a Cesar el Abusador o lo descubrieron los colombianos?

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