Despuès del mal momento que pasó en el Estadio Quisqueya el presidente de la Cámara de Diputados, Radhamés Camacho, con un fanático al que mandó a trancar porque le reprochó (dicen que de mal modo) su grande e inexplicada fortuna, pocos han sido los funcionarios del gobierno que se han arriesgado a participar en actividades públicas multitudinarias para no tener que pasar por algo parecido o mucho peor, pues el pueblo llano suele expresar su hartazgo hacia sus gobernantes sin muchos miramientos y ninguna consideración. El abucheo del que fueron víctimas el Ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, el presidente Danilo Medina y el ministro de Deportes Danilo Díaz en la jornada inaugural del preolímpico de voleibol confirma que esos temores estaban bien fundados, pero también evidencia que la cosa es peor de lo que pensaban, pues las entradas que llenaron el pabellón las acaparó y repartió a su conveniencia el gobierno. Bastó que Cristóbal Marte mencionara sus nombres para que estallaran las rechiflas y los abucheos, como lo muestran los videos que se volvieron virales en las redes sociales. Nadie puede negar, ni aun las más entusiastas y bien pagadas bocinas, que ese abucheo es una mala señal para el oficialismo y sus pretensiones de continuar dirigiendo los destinos de la nación, pues si bien no tiene el rigor científico de una encuesta fue una expresión espontánea de rechazo tan significativa que ni siquiera respetó la figura del Presidente, que no estaba presente. Eso no quiere decir que el Gobierno ya perdió las elecciones, ni que los candidatos de la oposición pueden sentarse a echarse fresco donde más calor les dé, pues aunque disminuido y desgastado por la crisis divisionista y el largo ejercicio del poder el PLD sigue siendo una formidable maquinaria electoral que no conviene subestimar, mas que nada porque utiliza como combustible los recursos del Estado y el Presupuesto Nacional.