QUE SE DICE
Berenjenal

<P>QUE SE DICE <BR>Berenjenal</P>

No hay dudas de que el gobierno se ha metido en un berenjenal al decidir convertirse en «socio» del Hospital Metropolitano de Santiago, en función de lo cual anunció que invertirá US$25 millones en su terminación, luego de estar paralizado poco más de dos años por alegados problemas económicos. Ayer la Asociación de Clínicas de Santiago se sumó, en un comunicado público, a la oleada de críticas que ha levantado la sorpresiva vocación empresarial del gobierno, al denunciar que la participación del Estado dominicano en ese hospital solo beneficiará a un reducido sector, perjudicando en cambio a más de cincuenta mil médicos, enfermeras, obreros y personal de apoyo que labora en los centros afiliados a la asociación que los agrupa. Entretanto sigue sin saberse nada de la forma en que se expresará la participación oficial en ese centro asistencial, a la altura de los más modernos del área, y menos aún para qué se enredó el gobierno en un maridaje tan difícil de justificar en un país con tantas carencias en materia de salud pública.

Guerras inútiles

El día que se escriba la historia de los movimientos populares y el rol que han desempeñado en la sociedad dominicana habrá que detenerse, necesariamente, un buen tiempo en Navarrete, que por enésima vez ha vuelto a ponerse en pie de guerra en demanda de soluciones que nunca llegan, entre ellas la que termine de una vez por todas con la pesadilla de los apagones. En esta ocasión, para variar, las calles de Navarrete, completamente paralizado a causa de la protesta, han vuelto a ser escenario de enfrentamientos a tiros entre policías y revoltosos, y si la cosa sigue como va muy pronto habrá -como ha ocurrido también en otras ocasiones- algún manifestante que se tropiece, fatalmente, con una bala que nunca estuvo perdida. Otro mártir de la lucha popular, habrá quien se atreva a llamarlo a la hora de los panegíricos y las exaltaciones, pero la verdad es que solo será otra víctima más de una guerra inacabable e inútil que no parece importarle a nadie.

Una ficción

Después de oír las explicaciones de todos y cada uno de los jefes militares interrogados por el Ministerio Público a propósito del ingreso al Ejército Nacional de Ernesto Quirino Paulino Castillo, acusado de lavado de activos y narcotráfico en una corte de Nueva York, el país creyó estar convencido de que su ingreso a ese cuerpo obedeció a «órdenes superiores», pero después de escuchar al expresidente Hipólito Mejía negar tan enfáticamente que fuera el responsable o que tuviese algún tipo de trato con el susodicho dan ganas de empezar a dudar hasta de la existencia misma del personaje. ¿Cómo llegó entonces Paulino Castillo hasta el grado de Capitán, a pesar de que nadie, aparentemente, recomendó su ingreso y mucho menos alentó sus rápidos ascensos? Solo falta que nos digan que fue por obra y gracia de un milagro, el mismo tipo de milagro -hay que añadir- que necesitaría Paulino Castillo para zafarse de los americanos.

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