Jugar a la irreverencia

Jugar a la irreverencia

POR FRANCIS MESA
¿Qué es más importante, el hábito del monje o su esencia? El mundo del espectáculo nos hace tropezar muchas veces con este dilema. Muchos han sido los artistas, léase pintores, escritores, poetas cantantes, bailarines y demás yerbas aromáticas (no hice diferencia de género… las mujeres están ahí también, no se me quejen) que asumen actitudes irreverentes, rompientes.

Aquí en este país, donde por casi todo nos escandalizamos, pocos se han atrevido a hacerlo. Uno de nuestros grandes irreverentes es el Terror, Luis Dias (así, con S y no acentuado), quien se rasgó los pantalones en plenos 80’s y decía palabrotas.

Leo Susana, de JLS, con su barba tupida, hasta se atrevió a decir que su madre es una p…; Tony Almont, de Toque Profundo, habló sin reparos del grajo y otras bellezas ocultas. Eso, necesariamente no quiere decir que estas personas sean malas, simplemente son irreverentes, no comparten los convencionalismos, apuestan a la diferencia y ahí radica que sean apartados, como si de leprosos se tratase, de la pulcra sociedad.

MÁS DE ELLOS

Rita Indiana Hernández también es irreverente, Patutus con sus propuestas plásticas lo ha sido siempre; Waddys Jáquez con sus montajes, indiscutiblemente y son personas excelentes que sólo han vaciado un poco de imaginación, saliéndose de parámetros establecidos para expresarse con lo que saben hacer. Que es su arte.

Aunque no soy un fan suyo, creo que el escritor americano Henry Miller es un irreverente por excelencia. Pero también lo es, en la actualidad, Marilyn Manson, con su aspecto gótico y sus letras oscuras. Lo fue y aún lo es Madonna, desde sus sostenes Gautier, su Papa dont preach hasta el beso-orgía-lésbico con Britney y Crhistina.

Los mexicanos de Café Tacuba lo han sido, recuerdo cuando el vocalista, que ahora no sé qué nombre tiene, pero que antes se llamaba Anónimo, Cosme entre otros pseudónimos, tenía el pelo en forma de cuernos, lo que para los más puritanos podía ser una alusión a los de Satanás; Alejandra Guzmán, con su tema «Un diablo en mí»; Miguel Bosé con su «Amante Bandido» o su «Down with love» y Sabina lo ha sido muchas veces, sino, escuchen el tema «Ya eyaculé», de la producción «Dímelo en la calle». Eso es irreverencia, atreverse a lo diferente.

CONTROL EN MANO

Es buena noticia que Monchy y Alexandra hayan decidido iniciar una gira en el país. A estos chicos, muy cotizados por cierto, les hacía falta ese baño de pueblo, de campo, de car wash y de gasolineras, para que el público los asuma como suyos, no tan lejanos, no tan Miami, Univisión o HTV. No tan etéreos. Suerte a ellos y al inquieto Henry Coradín, quien nos envía sus notas. Elvira Taveras sigue con su «Señorita Margarita» en Las Máscaras, los jueves, también está «Las Mujeres son así y los hombres son asao», hay que apoyarlos a todos.

Debutaron, que Dios las ampare. Hace poco estuve en el debut del dúo merenguero Erimar. No tengo nada en contra de los nuevos talentos, ni más faltaba, pero con lo difícil que se le hace a las agrupaciones establecidas mantenerse, no quiero ni imaginarme cómo puede ser para los nuevos. Aunque en su propuesta no vi nada exactamente novedoso, algo así como tema y ritmo fuera de lo común, las chicas Eridania y María tienen empeño en calar en el gusto del público y ya eso es algo. Enhorabuena. Hasta la próxima.

francismesa@hotmail.com

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