Aranceles agrícolas y pobreza mundial

Aranceles agrícolas y pobreza mundial

POR  VAUGHN GONZÁLEZ
Al leer y analizar de manera comprensiva el artículo titulado comercio internacional y pobreza mundial, publicado por Alieto Guadagni y Jorge Kaufmann en la revista de la Cepal correspondiente al número 84, del mes de diciembre del año 2004, he observado que existe una estrecha relación entre los niveles de pobreza a escala mundial y los aranceles aduaneros a los productos agrícolas que establecen los países desarrollados.

En ese sentido, los señores Guadagni y Kaufmann indican que según datos del Banco Mundial en el período comprendido entre el 1990-2001, la pobreza aumentó de 2,689 a 2,733 millones de personas. En ese mismo período la población pobre de Africa aumentó de 233 a 321 millones y la de América Latina lo hizo de 125 a 128 millones; según las proyecciones para el año 2005, la tasa de pobreza extrema sería de 13,3% a nivel mundial; las tasas de extrema pobreza llegarían a 32,6% en Africa, 9,3% en Asia, 7.5% en América Latina y 1,4% en Europa Oriental. Según el World Bank Institute, tres de cada cuatro pobres viven en áreas rurales; el 63% de la población y el 73% de los pobres viven en áreas rurales; en los países menos desarrollados, la tasa de pobreza de los hogares rurales alcanza a casi el 82%; en Africa, al sur del Sahara, el 48% de la población vive con menos de un dólar al día y el 77% con menos de dos dólares; y según el Banco Mundial, la participación rural en el número global de pobres no bajará del 50% antes del 2035.

En cuanto concierne a los aranceles aduaneros y relacionándolos con los datos y cifras señalados, los cuales hacen referencia a la pobreza a escala global, nos dicen los autores antes mencionados que las importaciones agrícolas que aplica la Unión Europea alcanzan en promedio a 20% y a 9% en el caso de Estados Unidos; según la Oxfam Internacional, en textiles y vestuario el arancel medio de Estados Unidos es de 8,9%, y en la Unión Europa de 7,9%. Según el Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias, los países en desarrollo pierden 40,000 millones de dólares al año por menores exportaciones debido al proteccionismo agrícola de los países industrializados, siendo la región de América Latina la más perjudicada, superando los 14,000 millones de dólares al año. Los países en desarrollo pierden ingresos netos de alrededor de 24,000 millones de dólares al año por el proteccionismo agrícola de los países industrializados; América Latina tiene una pérdida anual de ingresos estimada en 8,300 millones de dólares debido al proteccionismo agrícola de los países desarrollados; los bienes agrícolas provenientes de América Latina que acceden a los mercados de los países industrializados pagan un arancel de 20,4%, mientras que las exportaciones de bienes no agrícolas de los países industrializados entran a América Latina con un arancel de 8.5%; el subsidio anual por vaca alcanza a casi 1,000 dólares en la Unión Europea y sobre 4,000 dólares en Japón, es decir que la Unión Europea le concede a cada vaca 2,67 dólares al día y Japón 11,86.

Además, explican los articulistas, los países industrializados aplican recíprocamente aranceles del 1% sobre sus importaciones de manufacturas, pero gravan en 5% las provenientes de Asia Oriental, en 6% a las de Medio Oriente y en 8% a las del sur de Asia; solamente un cuarto de cada dólar de apoyo al productor llega al bolsillo de los agricultores. Las medidas proteccionistas afectan grandemente a los principales productos agrícolas a nivel mundial, tales como el algodón, cuyos aranceles perjudican a los 11 millones de productores de Africa Occidental; el azúcar, cuya protección por parte de la Unión Europea, Japón y Estados Unidos asciende a 6,400 millones de dólares, que equivalen al valor de las exportaciones totales de los países en desarrollo; el trigo, cuyos aranceles son altos; el maní, cuya liberalización proteccionista conllevaría beneficios a países como Gambia, Malawi, Nigeria, Senegal y Sudáfrica; y el arroz, cuya desprotección beneficiaría a los productores de Camboya, China y Vietnam, así como también a otros países pobres.

Sin lugar a dudas, los datos y cifras que aportan Guadagni y Kaufmann nos indican muy claramente que los aranceles agrícolas de los países industrializados inciden grandemente en los niveles de pobreza a nivel planetario.

Así, pues, debido a la importancia que implican tales datos podemos afirmar con vehemencia que hay una estrecha vinculación entre aranceles agrícolas y pobreza mundial.

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