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Brasil: un sobrio carnaval económico estaría a punto de terminar

FINANCIAL TIMES <BR>Brasil: un sobrio carnaval económico estaría a punto de terminar

POR RICHARD LAPPER Y RAYMOND COLITT
Al menos, durante no menos de la mitad de medio siglo las condiciones económicas mundiales han sido tan favorables para Brasil. Una combinación de la demanda china de materias primas y el hambre de los gerentes de inversiones por los activos de alto rendimiento significa que el país está inundado de divisas.

Cañada a esa mezcla una política fiscal ultra cuidadosa y las tasas de interés internas más altas del mundo, y le será fácil ver por qué el real, la moneda de Brasil, es la de resultados más fuertes este año, con ganancias cerca de 25% frente al dólar. 

Tal como lo expresa Francisco Gros, un es presidente del banco central que es una importante figura de los negocios: “Es un medio extraordinariamente positivo. Todos los planetas están alineados a favor de Brasil”.

Los administradores de fondos dicen que tasas de interés bajas en Estados unidos y Europa han reforzado la demanda de bonos de mercados emergentes, con diferenciales en el rendimiento de la deuda de Brasil con reducción cercana a los 4 puntos porcentuales sobre el papel del Tesoro de EEUU, de 22 puntos a mediados de 2002. Los costos por préstamos son tan baratos que el gobierno ha sido capaz de financiar por adelantado gran parte de los requerimientos de 2006. Esta semana, está subrayando más su rehabilitación de los mercados financieros con el canje del grueso de lo que llaman bonos C, emitidos cuando la deuda de bancos en cesación de pagos se reestructuró a mediados de los años 90, por papel con una maduración más larga y en mejores términos para el estado. 

Una política ferozmente tensa ha atraído capital a corto plazo. Las tasas de interés han estado subiendo desde septiembre de 2004, lo cual ha llevado las tasas diarias de cerca de 20% y las tasas ajustadas a la inflación de cerca de 14%, sin equivalentes en otros lugares. El alza ha afectado las presiones inflacionarias, estas en parte resultado de fuertes precios para las materias primas, pera también ha atraído mucho dinero caliente en instrumentos de deuda a corto plazo.

José Serra, el alcalde de Sao Paulo y un candidato presidencial derrotado en las elecciones de 2002, dice que la política está mal, pero ha tenido la consecuencia no intencional de proteger más la economía de cualquier secuela de los acontecimientos políticos. “El banco central cometió un gran error al permitir que se disparara [el valor del real], pero paradójicamente, la política a ayudado a suavizar los choques”. 

El año pasado, Brasil alcanzó su segundo excedente en la cuenta corriente consecutivo, y está en camino de un tercero este año. Aunque los escándalos de corrupción han dominado los medios locales por algunos meses, los presentadores de los noticiarios de televisión, en determinados momentos, hacen una pausa para informar sobre otra andanada de cifras récord del comercio. “Tanto la cuenta corriente como el capital están irrigados con liquidez”, dice Gustavo Loyola, otros ex jefe del banco central, ahora en Tendencias, una consultoría con sede en Sao Paulo. “Todo esto sirve como un ancla que está aislando la economía de la política”.

Sin embargo, si la estabilidad económica resultará tan duradera como la de otros países políticamente volátiles –como Italia, en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial– es otro asunto. La agenda de reformas del gobierno, de la cual depende el potencial de crecimiento de Brasil a largo plazo, está congelada por los escándalos. Los agricultores están padeciendo los bajos ingresos en reales y, en otros sectores, las compañías de todas las dimensiones están siendo afectadas por los precios del mercado de exportación, por la fuerza de la moneda local. Varias multinacionales radicadas en Brasil están analizando desplazar su producción de exportación a México o China.

La mayoría de los economistas suponer que un crecimiento económico anual mínimo de 3.5% es una necesidad, manteniendo otros factores iguales, para que Brasil mantenga una relación constante deuda/PIB, actualmente en 50%. Una tendencia al alza podría preocupar a los inversionistas y hay algunas señales de alarma. El pronóstico de crecimiento del PIB del propio gobierno para 2005 es solo 2.8%. Los negocios locales empezaron a parar los planes de expansión en espera de las elecciones presidenciales del año que viene.

“A los brasileños no les gusta lo que están viendo. Normalmente, los brasileños están en lo cierto”, dice el señor Gros. “Hace tres años yo tuve que decirle a mis colegas extranjeros que Brasil no iba a caer en bancarrota. Ahora la bota está en el otro pie. Lo que me preocupa ahora es que los locales  tengan razón de nuevo”.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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