¡Siempre 26!

¡Siempre 26!

MARTHA PÉREZ
Para quienes la vivieron y la conocen y para los que no, pero la hemos leído y estudiado, la historia de la República de Cuba resulta muy apasionante, llena de fotográficos capítulos, algunos muy descriptivos, otros muy complejos, y otros matizados por una especie de “magia” que le asignan un colorido a un proceso social y político que todos, de uno y otro lados, siguen muy de cerca. Unos para complementar las vivencias y retroalimentar el intelecto que plasman en los diarios y textos, con los que persiguen, incluso, informar y educar; otros para llenar el ego de pronósticos infundados, y unos más, para satisfacer su ansia especuladora. De esa apasionante y compleja historia, es oportuno resaltar, de manera especial, las páginas que se escribieron desde la década de los años 50, aunque éstas están fundamentadas en las anteriores.

“En Cuba siempre es 26” expresan enormes y coloridas letras que hacen eco melodioso a la vista y oídos de todo visitante que circula por las calles centrales de la ciudad de La Habana; seguro que en otras ciudades también. Esa expresión, en algunos casos vista al mar, pasa de ser un “letrero” a una fotografía del sentimiento del pueblo cubano, sobre todo de los más mayorcitos, aunque una de las características de esta gente es que cualquier ciudadano conversa con usted sobre la historia de su país. ¡Y cómo viven en el presente aquellos momentos del pasado! Lo narran con pasión, con coraje y con orgullo. Se entiende fácilmente por qué los más jóvenes experimenten esa pasión; es que en cada familia de Cubanos existe un protagonista de algún capítulo de su historia. Es una historia que es tema familiar como enseñanza en las escuelas. En una fecha como el 26 de Julio, que en esta ocasión se conmemora el 54 aniversario del asalto al Cuartel Moncada, usted se entera en la “botica”, en la bodega, en el mercado donde venden las viandas, en el hospital, en el hotel, en el taxi, la peluquería, en la tienda, en el autobús, en cualquier parte, aunque no haya leído el Granma o la revista Bohemia ni visto la televisión.

¿Por qué sostiene el pueblo cubano que en Cuba siempre es 26? Entre muchas razones, porque la forma en que sucedió aquel acontecimiento, coincidiendo con una masiva conmemoración religiosa en Oriente, independientemente de sus resultados inmediatos, evidencia que la planeación de la acción se hizo con la inteligencia y astucia de quienes están impregnados de principios ideológicos sólidos, una voluntad política, de un verdadero sentimiento patriótico y nacionalista, del amor y el bienestar por su pueblo, del espíritu de la libertad, la justicia y la paz. Y, porque desde entonces, y desde la victoria alcanzada en enero de 1959, victoria que se gestó precisamente en el movimiento revolucionario que precedió aquel 26 de julio, cada cubano ha hecho suyo el estandarte de esa bandera, empoderándose de los mismos sentimientos que impulsaron e impulsan a los prohombres de la época, y de esta generación, para tratar de mantener, a toda costa, el proceso que hoy mantienen, contra vientos y mareas.

Para algunos, errado; para muchos, correcto y digno; para otros tantos, arriesgado. Pero, en definitiva, es su proceso, el que a sudor y sangre se procuraron, lo lograron y han sabido mantener; así. a pasos lentos, “dos hacia delante, uno hacia atrás”, o al revés y según circunstancias. Un proceso e historia, que talvez no sea exclusivo de este país y pueblo; que talvez sea similar a los de otros en el mundo, adonde soplen los mismos vientos de la afrenta, sólo que las formas de enfrentarlo en sus retos y desafíos, de sobre vivirlo y defenderlo sean diferentes. Por eso, aún recordando con admiración la obra y ejemplos del Apóstol José Martí, de Camilo, Céspedes, el Che, entre otros, el proceso de la “Cuba de Fidel” está hoy a la vista del mundo, aunque existen otras naciones en el mundo que no pueden estar más pendientes de sus propios procesos. Es que el presidente cubano, Fidel Castro, se ha convertido en la figura estelar, junto a un pueblo que, en su mayoría, emula la lucha de los hombres y mujeres héroes de ese proceso, cuyas fases o capítulos cada cubano tiene presente, más allá de cada 1ro. de enero ó 26 de julio. 

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