Deshumanización y abuso

Deshumanización y abuso

JACINTO GIMBERNARD PELLERANO
El lunes de esta semana que ya se agota, apareció en estas páginas un valioso aporte de Hamlet Hermann titulado “Morir en Madrid”. Allí reproduce el comunicado de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, documento emitido a mediados de noviembre de 1936. Entre nombres ilustres están como participantes, firmantes y confirmantes, Antonio Machado, el poeta sevillano que había escrito en sus soledades; “tierra le dieron una tarde horrible/ del mes de julio, bajo el sol de fuego…Y al reposar sonó con recio golpe/ solemne, en el silencio. /Un golpe de atáud en tierra”. Otro de los firmantes fue Miguel Hernández, poeta muerto en una cárcel de Alicante en 1942 por opositor al fascismo, quien ya había expresado: “Con la humildísima grandeza /del Santo Francisco de Asís /amemos la naturaleza /en el gárrulo pájaro gris /encomiado de la espesura; /en la nítida flor de lis (que como una princesa para /en su torreón de luz, fábrica /la candidez de su blancura…” (“Canto exaltado de amor a la naturaleza”).

Rafael Alberti, natural del Puerto de Santamaría, Cádiz, otro firmante, con la ilusión de lo que parecía ser el sueño marxista y un agobio de desencantos, escribía ya antes del tiempo del horror: “Ya en mi alma pesaban de tal modo los muertos futuros/ que no podía andar ni un solo paso sin que las piedras revelaron sus entrañas…” (Sermones y moradas, 1929-30)

¿Premonición?

Faltaban seis años para que brotara el comunicado de los intelectuales antifascistas que reproduce Hamlet Hermann.

La Guerra Civil Española vino a ser la obertura trágica de la Segunda Guerra Mundial, que a su vez dio inicio a espantosas dimensiones de la crueldad especialmente volcada sobre la población civil, generando un veneno que en lugar de diluirse mantiene su inexplicable toxicidad.

Es la deshumanización.

Y uno se asombra ante la proliferación de la crueldad, ante la indiferencia real, apenas tocada por ambigüedades diplomáticas, por las “negociaciones” norteamericanas presentadas por Condoleezza Rice, por la voz del Papa Benedicto XVII, clamando por sensateces y sentido humano en el conflicto árabe israelí, mientras las organizaciones internacionales siguen manifestando su imperturbable ineficacia (“la raison du plus fort” se impone) y los más fuertes apoyan a los judíos.

Viendo las fotos de las destrucciones con bombas y misiles judíos en el Líbano, donde masacran población civil, gente inocente, incluyendo niñitos y mujeres “porque detrás de los edificios se ocultaban y accionaban terroristas”, me asaltan a la memoria las imágenes, fotos y fílmicas atroces de las masacres realizadas por los nazis contra los judíos y miembros de otras razas “inferiores”, no “superior” como la “raza aria”, idea basada en un criterio insostenible y contrario a toda lógica y hecho científico, porque los “arios” proceden de un grupo de pueblos que habitó en las estepas de Asia Central y Rusia meridional y entre el primer y segundo milenio a.C. se desplazaron hacia Irán (donde la división del Imperio persa conservaría el nombre de “Aria” para una satrapía en lo que conocemos como Afganistán).

Sea cual sea nuestro origen, sea lo de Adán y Eva que refiere y ha referido la Biblia…hayamos los humanos sido resultado de una evolución que ya los griegos habían considerado y que tomó cuerpo a partir del siglo diecisiete y que ya en el siglo siguiente Buffón expuso en su “Historia natural”, que tuvo consecuencias positivas y que culminó en el siglo diecinueve con Charles Darwin (El origen de las especies) y quienes le siguieron con una fuerza que todavía en 1942 Julián Huxley plasmó en una síntesis moderna de la evolución que ha sido llamada neodarwinismo -sea cual sea nuestro origen, repito es un origen común.

Salimos todos del mismo punto.

No hay razas superiores ni inferiores.

Hay actitudes y disposiciones que son resultado de factores diversos, donde influyen la trayectoria histórica genética, la nutrición, el clima y los hábitos culturales impuestos a la fuerza, entre otros factores.

Los líderes de Israel, que no son incultos ni idiotas, que han sido victimas de maltrato espantoso desde antes de los tiempos en que esperaban un Mesías con espada de fuego que los liberara de los abusos de siempre; esos hombres y mujeres tienen que saber que no es moral que por contar con el apoyo de los Estados Unidos y otras potencias envueltas en el mecanismo económico israelí y en sus indudables capacidades creativas, se les permita realizar una especie de Holocausto contra sus vecinos.

¿Es que el abusado se convierte automáticamente en abusador?

Publicaciones Relacionadas

Más leídas