Dualidades en las relaciones dominico-haitianas

Dualidades en las relaciones dominico-haitianas

En la actualidad haitianos/as y dominicanos/as tienen relaciones cotidianas en cada barrio, campo y cada espacio de nuestra sociedad. En ella existe la dualidad de la convivencia armónica e intensa con una fuerte tensión y conflictividad.

Los haitianos y haitianas se establecen en barrios y campos en convivencia con dominicanos/as que residen en estos. Integrándose a las redes de intercambio de favores y solidaridad existentes.

En los colmadones y parques encontramos a haitianos/as y dominicanos/as que se juntan a beber cerveza, ron o clerén. Las haitianas cuidan a niños/as mientras sus madres trabajan o salen de sus hogares. Estas redes de apoyo y solidaridad se extienden con igual intensidad que las relaciones entre dominicanos/as, se prestan dinero, objetos y los colmados le “fian”.

Muchos dominicanos tienen matrimonios paralelos e hijos/as con haitianas, en la frecuente poligamia existente en nuestra cultura. Esta práctica histórica se muestra en varias generaciones de distintas genealogías. Se presentan bisabuelos/as, abuelos/as, tíos/as que son haitianos/as. Esto también ocurre con otros inmigrantes como: españoles, árabes, cubanos/as, cocolos/as, chinos/as, puertorriqueños/as…

Esta modalidad en las relaciones dominico-haitianas no se difunde públicamente. Solo las situaciones de conflicto y violencia que son menos frecuentes que las de apoyo y solidaridad. Reforzándose así el círculo de violencia entre haitianos/as y dominicanos/as que se alimenta del miedo y la agresividad entre ambos. Se propaga la falsa idea que esta violencia tiene su origen en un supuesto resentimiento histórico contra los/as haitianos por la ocupación de 1822.

Este argumento no tiene mucha validez. Si no tenemos resentimiento histórico contra los españoles (que nos invadieron varias veces) ni contra los norteamericanos (en dos ocasiones y más reciente, 1916 y 1965) con menos razón contra los/as haitianos/as.  Al menos que se utilice intencionalmente esta ocupación para generar resentimientos contra la población haitiana.   Desde la época de Trujillo se mantiene una campaña discriminatoria contra la población haitiana y una falsa idea de invasión que recorre el imaginario popular como fantasma permanente. Esta campaña suscita miedo y agresividad en la población dominicana.

Así cualquier conflicto que se genere en la convivencia dominico-haitiana  desencadena una ola de violencia contra la población haitiana. Las continuas expresiones y acciones de discriminación racial y social que sufren los/as haitianos/as agudiza las tensiones en esta línea.

Se hace necesario romper con  toda esta campaña discriminatoria hacia la población haitiana para frenar esta agresividad. Haitianos/as y dominicanos/as comparten cotidianamente  los mismos espacios, la masificación de la violencia se puede convertir en una situación explosiva. Se debe difundir la convivencia armónica y la solidaridad existente y erradicar el miedo y los prejuicios.

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