Las cuentas de la electricidad
 Deudas apagan la luz

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Una maraña de intereses económicos y políticos mantiene a los dominicanos a medio alumbrar por un sistema eléctrico que, tras cuatro décadas de crisis, todavía mide el éxito de la gestión de sus ejecutivos en función del tamaño de sus déficits de generación y financiero.

Cuando en el 2004 el ingeniero Radhamés Segura asumía por segunda vez la administración de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales anunció que combatiría lo que a su entender entonces eran las dos grandes debilidades del sistema: los contratos “onerosos” con las empresas generadoras y el déficit en la generación.

Para ello se proponía iniciar de inmediato la renegociación de los contratos, y el levantamiento de nuevas plantas  generadoras a base de combustibles más económicos que los hidrocarburos.

El tercer gran problema, las pérdidas por el robo de electricidad y las pérdidas en las redes, estaba a cargo de las empresas distribuidoras y la Empresa de Transmisión, respectivamente.

Hoy, cuatro años y medio después, la administración de la CDEEE no ha logrado siquiera ponerse de acuerdo con los generadoras respecto a las deudas pendientes, y tras el fracaso de las anunciadas y publicitadas plantas de carbón, no se vislumbra una salida a la debilidad en la generación de que adolece un sistema con una oferta deficitaria y una demanda en crecimiento.

Entre deudas y culpas
El embargo por parte de la AES, una de las principales generadoras que suplen a las distribuidoras de energía, de las cuentas de Edenorte, Edesur y Edeeste, alegando deudas por unos 380 millones de dólares, muestra un cierto deterioro en la, no muy cordiales, relaciones entre los entes  el sistema.

También muestra un cambio en la forma de presionar por su dinero. Antes obligaban al pago de deudas atrasadas mediante los denominados apagones financieros, que consisten en apagar las plantas. Esta presión es, sin embargo, mucho más efectiva en período electoral.

El cálculo de las empresas generadoras es de que las distribuidoras le deben unos 700 millones de dólares, incluyendo los 194 millones correspondientes a la acreencia de 2004, que está congelada y sobre la que el Gobierno paga un interés de cerca del 10%.

No obstante, los datos de la CDEEE estiman en unos 468.85 millones de pesos la deuda con los generadores privados, sin incluir a las hidroeléctricas estatales, de los cuales unos RD$37.48 millones corresponden a los pagos pendientes de 2008, y el resto a las de los cuatro primeros meses de 2009. A la Empresa Generadora Hidroeléctrica Dominicana  (EGEHID) las distribuidoras le deben US$53.63 millones.

Evolución
Al cierre de 2008, las deudas con las empresas generadoras privadas y públicas ascendía a US$460 millones, de la cual se amortiguaron US$282 millones mediante la emisión de bonos y la triangulación. Otros US$177.60 millones  se pagaron con cuenta a los recursos presupuestados por el Gobierno para el subsidio eléctrico de 2009.

Esta situación, unida a la caída de los ingresos fiscales del Gobierno, y a una subestimación del monto del subsidio que se necesitaría para que las EDES puedan cubrir el pago de la energía este año, ha dificultado los pagos, por lo que a la deuda vieja se le ha añadido una de US$186.59 millones.

 En el primer trimestre se facturó energía por US$287.49 millones, de los cuales107.24 millones en enero, 91.65 millones en febrero y 88.60 millones en marzo. De este monto sólo se abonaron 100.9 millones.

Barril sin fondo

Las empresas distribuidoras de electricidad han logrado mejorar sustancialmente sus cobranzas en los últimos años, bajando la pérdida entre la energía que compran a las generadoras y  la que facturan a los clientes desde cerca de un 50% a un 30%. Sin embargo, se mantienen como un barril sin fondo que obliga al Gobierno a erogar cuantiosos recursos en subsidios para cubrir estos déficits. Estos subsidios se multiplicaron el año pasado debido al incremento sustancial en el precio de los hidrocarburos que queman las plantas eléctricas criollas, elevando el costo de producción, mientras  se mantenía congelada la tarifa. 2,730.92 millones de dólares en cuatro años, más que suficiente para levantar todas las plantas que requiere el sistema. Para el ingeniero Radhamés Segura, vicepresidente de la CDEEE, el gran problema radica en el elevado precio a que venden las generadoras el kilovatio a las distribuidoras, un promedio de 13 centavos de dólar, el doble del prevalenciente en el mercado de Puerto Rico, con plantas similares e igual-es costos de producción.

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