Una muerte que nos alarma

Una muerte que nos alarma

La muerte del joven José Adriano Gómez Taveras, de 19 años, a manos de un policía que, según testigos, lo persiguió hasta dentro de su vivienda, lo golpeó, lo hizo arrodillar y luego le disparó a la cabeza, es un suceso abominable y horrible, que tiene que ser castigado con la mayor severidad permitida por la ley. Las versiones de testigos dan cuenta de que a la víctima ni siquiera se le dio oportunidad de identificarse. El suceso tiene graves implicaciones, pues se produce en momentos en que la Policía Nacional se esfuerza por mejorar su imagen pública desterrando este tipo de conducta criminal, que de ninguna forma puede ser justificada.

La jefatura de la Policía está en el deber de hacer valer la filosofía que ha tratado de imponer en ese cuerpo para que los agentes respeten la integridad de las personas que hayan sido sometidas a la obediencia. Hay que insistir permanentemente en la enseñanza de que las armas que se asigna a los policías no son para ofender ni para disponer antojadizamente de las vidas de las personas. No se puede pasar por alto este suceso horrible. Si el joven tenía cuentas pendientes con la Justicia, los policías conocen muy bien los procedimientos que fijan las leyes para situaciones como estas. Lo menos que se puede esperar es que la jefatura de la Policía cancele y ponga a disposición de la Justicia civil al o los policías responsables de este acto.

Soluciones importantes

Las obras que comprende el “Corredor Duarte”, cuyo costo ha sido calculado en US$160 millones, están llamadas a aportar una de las soluciones viales más importantes de los últimos tiempos. El proyecto incluye pasos a desnivel en  la intersección 27 de Febrero y Ortega y Gasset, Avenida Monumental,  de Manoguayabo, Núñez de Cáceres-John Kennedy, Padre Castellanos (antigua 17),  dos puentes paralelos al Puente de la 17 y un elevado de la avenida San Vicente de Paúl hasta Las Américas.

La agilización del tránsito que propiciarán estas obras deberá representar un  ahorro considerable en tiempo y combustibles, que justificaría la inversión. Además, en estos momentos de aprietos económicos provocados por la crisis global, las obras de esta envergadura generan plazas de trabajo, activación del comercio de materiales de construcción y de la economía informal. Cabe esperar que haya previsiones para minimizar las molestias por estos trabajos.

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