Pilares de la Semana Mayor  

Pilares de la Semana Mayor  

Se llama Semana Santa la que empieza mañana domingo de Ramos y culmina en el domingo de Pascua de Resurrección; en los rituales romanos se le denomina Semana Mayor.

Esta Semana Santa es la conmemoración anual cristiana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret o, lo que es igual, conmemorar sus últimos días; por ello, es un período de intensa actividad litúrgica dentro de las diversas confesiones cristianas.

Sin embargo, lamentablemente nos enfrentamos al hecho de que también para muchos católicos esta fecha se ha convertido en una ocasión más de descanso y diversión. Donde hemos llegado a olvidarnos de lo esencial: dedicar esta semana a la oración y a la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae. Es por ello, que durante la Semana Santa tienen lugar numerosas muestras de religiosidad popular a lo largo de todo el mundo, destacando las procesiones y las representaciones de la Pasión.

Por esta razón, es que para vivir la Semana Santa, es importante que le demos a Dios el primer lugar, de manera que así podamos absorber todas las riquezas de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico. Por lo cual, “En el misterio pascual, Dios Padre, por medio del Hijo en el Espíritu Paráclito, se ha inclinado sobre cada hombre ofreciéndole la posibilidad de la redención del pecado y la liberación de la muerte”. (Juan Pablo II).

Necesitamos, como Cristo, no tener otro alimento que la voluntad del Padre. Alimentar nuestra psicología, criteriología, nuestro mundo afectivo y sentimental, nuestra voluntad con la riqueza, el esplendor y la médula del Plan de Dios. De manera que vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. Asistir al Sacramento de la Penitencia en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.

“Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra”.

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