Ningún “sonsacamiento” al brincar la tablita

Ningún “sonsacamiento” al brincar la tablita

¿Se acuerdan de Sotolongo Armstrong, el amigo beliceño del filósofo escocés Iñigo Montoya? Pues resulta que don Sotolongo sigue ocupándose de los asuntos dominicanos y me ha escrito otra asombrosa misiva que comparto con ustedes: “La Internet me permite seguirle el rastro a la política de su pequeño e intenso país”, comienza.

“Usted recordará que he estado interesado en las cuestiones dominicanas desde hace décadas y mi interés aumentó cuando escuché en Miami a un talentoso escritor y periodista, quien había sido funcionario de su gobierno, decir, refiriéndose a alguna maniobra del Presidente Balaguer, ¡Pobres intelectuales de Santo Domingo! A los que no ha corrompido, ¡el Presidente los vuelve locos!

“Si eso era con los intelectuales, ha uno de imaginar qué efecto anestesia, por no decir de embrujo, producía la poderosa mente de don Joaquín en los cerebros de individuos de categoría distinta. El asunto es que acabo de leer que el recientemente ‘bola-negreado’ secretario general reformista, Víctor Gómez Casasnovas, ¡es ahora abiertamente perredeísta!

“Está el antecedente de que su padre fue embajador de Jorge Blanco en Roma y en Buenos Aires pero nunca levantó su mano como perredeísta…. Si el hijo contase con la conseja de espíritus ilustrados como el del antiguo mentor de su papá, en alguna de esas cabezas debió haber bailado en su conciencia, o al menos en su memoria, al producirse su sonsacamiento y brinco de tablita, el recuerdo de estos versos: “Más triunfos, más coronas dio al prudente/ Que supo retirarse, la fortuna,/ Que al que esperó obstinada y locamente.

“Pero ha de ser dudoso que alguno de los consiglieri reformistas hayan leído de niños la ‘Epístola Moral a Fabio’, anónima perla de la lírica castellana, de donde proceden los tres versos.

“Para no aburrirle, amigo Báez, concluyo que la política dominicana es como su béisbol: se puede ser estrella en más de un equipo. Perder, ni siquiera perder vergonzosamente, basta para el retiro. Ganar es garantía de continuidad, pero ¿perder? ¿Cómo es que un concepto tan fácil, de aplicación común al béisbol y la lotería, no logre ser asimilado por políticos?”.

“Un día veremos al cazurro Quique decirse frente al espejo en un cuarto vacío: ‘¡Y tú, por qué no te has ido! Y se botará a sí mismo…”

Responderé a don Sotolongo tan pronto se vaya la jaqueca que trajo su carta.

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