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Maduro duró horas en salirle palabras cuando Chávez le pidió que asumiera su mando

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BARINAS, Venezuela, (AFP).- Nicolás Maduro recuerda que no pudo pronunciar palabra durante horas cuando Hugo Chávez le anunció que debía asumir el mando del país si su salud se lo impedía. Hoy, asegura estar «preparado» y garantiza que «la revolución está unida» y no tiene fecha de caducidad. «Nunca esperé esto. Jamás.

Pero fue absolutamente conmovedor y sorprendente que un jefe al que amamos y al que siempre hemos apoyado con lealtad, en un momento dado te diga: ‘Mira, voy a una operación y hay tres escenarios: uno es que no pase la operación, el segundo es que quede muy delicado y en esos dos casos te toca a ti, tú debes asumir el mando'», afirmó Maduro, presidente interino de Venezuela y candidato presidencial para las elecciones del 14 de abril, en una entrevista exclusiva con la AFP en Barinas (oeste).

Maduro, de 50 años, formaba parte del reducido grupo de confianza del fallecido presidente, se convirtió en la persona ajena a la familia que más lo acompañó en su enfermedad y fue quien anunció su muerte a los venezolanos el 5 de marzo.

Civil, obrero, sindicalista y ex ministro de Relaciones Exteriores con reputación de moderado, Maduro negó los rumores que hablan de divisiones dentro del chavismo avivadas tras la muerte del presidente. Insistió en que se siente legitimado y cuenta con el apoyo de todo el gobierno.

«Ha habido una reacción más bien de unidad. Ahora tenemos relaciones verdaderamente de hermandad a un nivel que nunca tuvimos. La dirección político-militar de la revolución está cohesionada por un mismo sentimiento de dolor y amor hacia Chávez.

Si algo nos une a todos es el amor a Chávez (…) Y todos cumplimos la orden del presidente Chávez, empezando por mí», recalcó. En las elecciones presidenciales de octubre de 2012, ya debilitado por la enfermedad, Chávez consiguió un 55% de los votos frente a un 44% logrado por su adversario, Henrique Capriles. Maduro confía superar este resultado en las elecciones del 14 de abril contra el mismo rival.

«Sí, confío en que la gente irá a las urnas a votar por Maduro porque somos como una familia que ha perdido al padre. Aquí el pueblo se ha unido porque ahora es responsabilidad de todos que el legado de Chávez continúe. Yo estoy al frente, él me dejó al frente de una revolución, pero el pueblo sabe que yo voy a avanzar si ellos avanzan. Hay conciencia y vamos a tener una victoria que va a romper los récords», prometió.

 «De verdad, estamos listos para asumir la presidencia el 15 de abril con el pueblo y con la hoja de ruta que él nos dejó. A mí él me fue preparando sin que yo lo supiera en todos los temas: petrolero, financiero, internacional…», agregó.

La encarnación del chavismo. Pero Maduro evitó referirse a él mismo como la encarnación del llamado «chavismo sin Chávez», como si admitir la ausencia del fallecido mandatario fuera una especie de traición.

«Hay muchos que apuestan ahora por el fin de la revolución pero yo creo que ahorita los dirigentes del mundo saben que la revolución tiene fuerza propia, reconocen que vamos a obtener una gran victoria el 14 de abril y saben que en Venezuela los únicos que podemos garantizar la estabilidad política, económica y energética somos nosotros, con Nicolás Maduro como presidente», agregó.

Consciente de la dolorosa división política que vive Venezuela, el candidato, considerado por muchos más conciliador que Chávez pese a estar usando un discurso radical en esta precampaña, subrayó que a partir del 15 de abril, si gana las elecciones, «se profundizará el diálogo con todos los sectores que quieran trabajar y debatir».

 «Aunque nosotros siempre hemos trabajado con los que piensan diferente a nosotros. La intolerancia y la crispación vinieron de la derecha en estos años», matizó. Con un discurso impregnado de referencias y elogios constantes al fallecido mandatario, Maduro, favorito en las encuestas, negó que el gobierno esté paralizado y no consiga tomar decisiones abrumado por la ausencia de Chávez, que concentró un gran poder en sus manos.

«Estamos tomando decisiones y gobernando gracias a una dirección colectiva de la revolución», aseguró el candidato. Los pilares del programa de gobierno de Maduro no se diferencian del de Chávez: Consolidar la independencia, construir el socialismo venezolano y contribuir a crear un mundo multipolar están en lo alto de la agenda. Pero aterrizando en la vida de cada día, Maduro hace hincapié en la lucha contra la violencia y el crimen, una de las grandes asignaturas pendientes que deja el gobierno de Chávez.

 «Superar la violencia es un tema prioritario, queremos construir una sociedad socialista de paz, con altísimos niveles de igualdad social», aseguró. Con 16.000 homicidios en 2012, según números oficiales, cifra que sería muy superior según organizaciones no gubernamentales, la inseguridad es la principal angustia de los venezolanos.

Si bien este drama no puede atribuirse directamente a Chávez, sus detractores sí le reprochan una inacción que contribuyó al aumento de la violencia. Es evidente que Maduro está cada día más cómodo en actos multitudinarios como el que presidió antes de esta entrevista, pero admite, antes de concluir, que no consigue acostumbrarse a su nueva situación.

«Yo nunca me imaginé esto. A veces me parece como si lo estuviera imaginando, como si esta ausencia del comandante fuera sólo una pesadilla. Yo no soy ningún arribista ni deseo poder personal. En verdad, nosotros somos militantes de una causa y jamás pensamos que Chávez nos podría faltar», lamentó.

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