La otra cara de la violencia intrafamiliar

La otra cara de la violencia intrafamiliar

En las últimas décadas se ha hablado mucho y se conoce del tremendo impacto negativo de la violencia doméstica en la vida de las personas que son víctimas de abuso, pero muy poco se ha hablado acerca del impacto a corto, mediano y largo plazo de la violencia intrafamiliar en los hijos, y cómo ésta puede afectar en las diferentes etapas de desarrollo de un ser humano.

Para que las personas puedan convertirse en adultos mentalmente saludables, deben tener una niñez emocionalmente estable y crecer en un ambiente de seguridad y apoyo emocional de parte de los padres; sin embargo, cuando han sido testigos de violencia en el hogar y crecido en medio de la lucha por el poder y el control entre los padres, ésta dificultará la posibilidad de ser sanos emocionalmente en sus vidas.

Consecuencias en el feto.  El impacto de la violencia doméstica puede verse reflejado desde que la mujer está embarazada y es víctima de algún tipo de abuso por parte de su pareja.

Algunas de las consecuencias pueden ser aborto espontáneo, parto prematuro, muerte del recién nacido, o daño cerebral del feto por las continuas descargas eléctricas de estrés que una madre le transmite  cuando es sometida a constante abuso emocional o físico por parte de su pareja.

Según explica el doctor César Mella, psiquiatra de vasta experiencia,  los niños generalmente son los más afectados al momento del hecho y  en  los días subsiguientes  e incluso estos episodios les dejan secuelas para toda la vida.

“La violencia de género  causa malestar físico, psicológico o social que implica  sufrimiento, alteración de la libertad; traumas emocionales  y daños sexuales o de otro tipo”, asegura el doctor Mella.

Los niños no son víctimas sólo porque sean testigos de la violencia entre sus padres sino porque “viven en la violencia”. Son víctimas de la violencia psicológica, a veces también física, y que crecen creyendo que la violencia es una pauta de relación normal entre adultos, explica el psiquiatra.

César Mella, quien también fue presidente de la Asociación psiquiátrica de América Latina (Apal), refiere que los psiquiatras y psicólogos infantiles ven con frecuencia el impacto negativo del maltrato   en los  infantes,   expresado en las siguientes manifestaciones: onicofagia, comerse las uñas; tricotilomanía  , arrancarse o comerse el pelo. Conductas regresivas, así mismo pueden padecer  enuresis (mojar o hacerse pipi en la cama) o encoprexis, que quiere decir salida de las materias fecales de forma involuntaria y sin poder controlarse.

También presentan baja del rendimiento escolar y quejas de los profesores sobre cambio de comportamiento.

Posición de Unicef.  En ese sentido la Unicef señala que, aunque no se les ponga la mano encima, presenciar o escuchar situaciones violentas tiene efectos psicológicos negativos en los hijos.

Aunque no sean el objeto directo de las agresiones, padecen violencia psicológica, que es una forma de maltrato infantil y que la Convención Internacional de los Derechos del Niño -ratificada por España- considera una forma de maltrato infantil y la recoge en el artículo 19 como “violencia mental”.

Efectos en los niños, víctimas o testigos, de la violencia de género.  Así mismo el doctor Mella enumeró otros  trastornos, muchos más delicados, que pueden presentar los pequeños que viven en hogares violentos. Las alteraciones detectadas en los niños  afectan diferentes áreas: física, emocional, cognitiva, conductual y social.

Problemas físicos.  Retraso en el crecimiento, dificultad o problemas en el sueño y en la alimentación, regresiones, menos habilidades motoras, síntomas psicosomáticos (eczemas, asma, etc.)  Así mismo y sobre todo en la adolescencia muestran inapetencia, anorexia y problemas emocionales como ansiedad, ira, depresión, aislamiento, baja autoestima, igualmente estrés post-traumático. Por todo esto, se  recomienda que estos niños sean tratados por expertos en salud mental.

Las claves

1.     Problemas cognitivos

Los más pequeños podrían desarrollar: retraso en el lenguaje, crueldad con animales, rabietas,  inmadurez,  suelen involucrarse en actividades  delincuenciales.

2.    Problemas sociales

Escasas habilidades para convivir en sociedad,  retraimiento, sienten rechazo, falta de empatía, agresividad y conducta desafiante.

 

La violencia psicológica de género y cómo afecta a los más pequeños

Cuando hablamos de maltrato a las mujeres dentro del ámbito de la pareja, o lo que  se conoce con el término de violencia de género, todos tendemos a pensar en la violencia física. Sin embargo, es muy difícil que una relación de pareja se construya desde el comienzo sobre las agresiones físicas, primero hay que “preparar el terreno” y esto se conoce como “violencia psicológica de género”.

La psicóloga, terapeuta sexual y especialista en violencia intrafamiliar Heidy Camilo, explica que la violencia tanto psicológica como física les enseña a los niños que esta es la forma adecuada de resolución de conflictos, además les enseña que para sentirse superiores tienen que someter y dominar a los demás.

Así mismo, advierte que todos los menores que viven en un hogar violento al ser testigos de violencia crecen con la idea errónea de ser merecedores de maltrato.

 Camilo explica que una de las consecuencias más notorias es la repetición de la conducta violenta. “En muchas ocasiones incursionan en actos delictivos, además de una probabilidad elevada de consumo de drogas en la edad adulta y en su vida de adolescentes pueden entrar en pandillas, desertar en la escuelas, entre otros conductas no apropiadas”.

Manifestación de dolor 

 Los niños y adolescentes manifiestan tanto la ansiedad como la tristeza con una elevada irritabilidad,  regresión a conductas, e  imitación de las conductas violentas aprendidas, entre otras.

 

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