Encuentros
Si no les gusta ¿qué?

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He dicho. La autora responde con sólidos  argumentos  a intelectuales que han   calificado de  “light” sus escritos en AREÍTO  y los llama hipócritas

“Lo más importante que he hecho en la vida, ocurrió cuando no había absolutamente nada que yo pudiera hacer. Nada de lo racional que aprendí en la universidad, ni en el ejercicio de mi profesión, me sirvió… aprendí que al aprender a pensar casi me olvido de sentir…” (inédito localizado en Internet)

Me han comentado que muchos de los intelectuales dominicanos, no comprenden ni aceptan el giro de mis Encuentros. 

Me han dicho que consideran que algunos de los temas tratados son banales.

Me han preguntado también por qué no hago análisis pormenorizados de la realidad.

Me han cuestionado el por qué no hago mis críticas mordaces a la política criolla

Me han observado que la Mu-Kien historiadora no aparece en los artículos ni por asomo.

Me han solicitado razones objetivas del cambio en mis artículos.

Me han acusado de ser demasiado superficial en el abordaje de algunos temas.

Cuando me han hecho las preguntas. Cuando alguien me ha comentado, que a su vez alguien le ha observado tal o cual cosa. Cuando me escriben y me cuestionan solo respondo con tres palabras. “Sí, lo sé… he cambiado… he cambiado mucho.” ¿Y qué?

Ahora me pregunto porqué consideran una banalidad hablar de los sentimientos, como si el ser humano estuviera solo repleto de razones.

Me pregunto por qué piensan que el presente, el hoy y el ahora debe referirse solo a los temas coyunturales de la fauna política criolla e internacional. Como si la vida estuviera compuesta solo de análisis económico, de análisis político y de análisis social. ¿Qué le dice la coyuntura,  el aquí y el ahora, a una persona diagnosticada de leucemia que debe olvidarse de todo y centrar sus días en quimioterapias y radioterapias? ¿No estará pensando en el sentido de la vida, en sus sueños, en sus frustraciones y en sus esperanzas?

Confieso que quizás he tomado el rumbo de los artículos humanos porque estoy cansada de gritar como protesta, de escribir cientos de artículos y analizar verbalmente una realidad que se repite ad infinitum y que se resiste a ser cambiada.  Como escribí hace apenas unos meses: “A veces pienso que mi corazón está enfermo de escuchar los discursos estridentes y casi nunca convincentes… A veces quiero ser ciega, sorda y muda.  Ciega para no vivir la hipocresía de nuestros líderes de turno, para no ver cómo se enriquecen ante la mirada indiferente de la sociedad.  Quiero ser sorda para no escucharlos, porque sus discursos vacíos e hipócritas no hacen más que enfurecerme.  Quisiera a veces ser muda para no hablar, para no denunciar, para que mi voz, no pueda ser escuchada, para no molestarlos, para dejarlos que sigan haciendo suyo el patrimonio del pueblo.”

Con el tiempo he aprendido  muchas cosas.  He publicado más de una docena de libros, algunos incluso han sido ganadores de premios nacionales. 

Sus ediciones no han sobrepasado los 3,000 ejemplares, cuando han sido exitosos y han roto récords de venta.  Sin embargo, fue el Monólogo ¡Yo soy Minerva! el libro que me llevó a otros públicos. 

El hecho de que muchos colegios, de Santo Domingo y Santiago, montaran la obra; el haber viajado a Monte Cristi para escuchar la puesta en escena de varios fragmentos  fueron sucesos tan importantes como haber obtenido el premio Casandra.

Escuchar de las voces de jovencitas que aprendieron de memoria mis palabras, me hicieron ver y comprender, que existe un público al cual  el lenguaje académico no llega.

Cada domingo, después que ha salido a la luz el Encuentro de esa semana, espero con ansiedad y alegría los comentarios de un público heterogéneo en sexo, edad y ocupación.

Me satisface enormemente saber que mis palabras, nacidas desde lo más profundo de mi corazón, llegan a otras almas y otros corazones.  Sus mensajes constituyen verdadero alicientes e inspiraciones para escribir mis nuevos Encuentros. No niego que he sido, soy y seré siempre historiadora.  Todavía sigo bregando con papeles que me llevan a reflexionar sobre nuestro pasado histórico, pero es otro tipo de público y otro tipo de escritura.  En el año 2008 publiqué junto al amigo-hermano José Chez Checo una historia del tabaco en la República Dominicana, que consta de tres tomos. No he dejado de ser historiadora,  porque no podría nunca dejar de serlo: nadie puede dejar de SER. Y yo soy ante todo: mujer, historiadora y escritora.

Mis Encuentros están escritos para encontrar otras almas. Mis Encuentros están escritos para hacer críticas a la sociedad desde todos los ámbitos y desde la perspectiva de mujer y  ser humano. Mis Encuentros son para expresar  lo que siento, lo que me alegra, o me entristece, lo que me enfurece o llena de orgullo. Mis Encuentros son para comunicar mis  reflexiones  sobre la vida misma… Mis Encuentros constituyen el espacio para ser mujer de este tiempo, con los dramas de este tiempo mismo. Mis Encuentros son para la gente que busca más allá de la razón, para la gente que siente y padece por el simple hecho de sentirse un ser humano.

Mis Encuentros son para aquellas personas que buscan profundizar su condición humana.

Mis Encuentros no son para aquellos intelectuales que se escudan en el discurso como forma de ocultar sus propias almas.

Mis Encuentros no son para aquellos intelectuales que buscan en la realidad una excusa para olvidar su propio drama personal.

Mis Encuentros en fin, no son para todo el mundo. Mis Encuentros son para los que quieren comunicarse conmigo.

A los que no acepta esa dimensión de mi escritura, que sigan a la página 5 de AREITO.

¡Nos vemos en la próxima!
mu-kiensang@hotmail.com

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