Franklin Lithgow Ortega – Las bibliotecas universitarias

Franklin Lithgow Ortega – Las bibliotecas universitarias

Una biblioteca universitaria debe ser un ente dinámico en su estructura organizacional, como en su funcionamiento, para evitar que se convierta en un almacén inútil de libros y datos, lo que hace necesario su renovación constante en la recepción y puesta en disposición de sus informaciones sobre los adelantos tecnológicos, culturales y científicos de las distintas ramas del saber.

El Poder Ejecutivo representado por el Presidente de la República dotado de cultura, honestidad, dedicación al trabajo, capaz de modernizar, de emprender con amor y vergüenza proyectos de desarrollo, austero y con vocación de organizar un equipo de hombres y mujeres eficientes, le proporcionará al país ventajas enormes, pues los aciertos se magnificarán y los errores serán rectificados rápido y eficientemente. La Presidencia de la República desempeñada sin los atributos señalados le arrojará al país daños y perjuicios proporcionales a su carencia.

Ignorar o descuidar lo que es una biblioteca universitaria en la formación de sus futuros egresados es incurrir en falta grave contra el fundamento del desarrollo de una nación.

No se concibe un centro docente de educación superior sin una biblioteca adecuada. Todo lo que se invierta en ellas, no importa que sea dinero, tiempo, interrelaciones entre bibliotecas nacionales y extranjeras, servicios, equipamiento, etc., son ganancias a favor de la formación de los estudiantes y profesores universitarios, hombres y mujeres que formarán el universo de trabajo que desarrollan los pueblos.

La influencia de las bibliotecas en la formación moral, intelectual y material de sus usuarios es tan vasta que no podríamos darle nunca un valor exacto, comenzando por los grandes acontecimientos positivos y dañinos que registra la historia de la humanidad y finalizando con todos los adelantos y evolución de cada una de las ramas del conocimiento. El impulso, contribución y respaldo al desarrollo de las bibliotecas universitarias, es inestimable, pues los aportes por mínimos que sean, enriquecen y fortalecen el acervo profesional y cultural de los pueblos.

Por iniciativas del gobierno precedente a este, se inició el proyecto de la instauración de la Biblioteca de la UASD, el cual comenzó con una gran edificación para alojarla, que está en su fase final, con una segunda etapa de equipamiento, implementación y puesta en marcha de esa gran obra, con recursos del estado, asignada y situada en sus predios. El gobierno y las autoridades universitarias actuales no han realizado ningún esfuerzo para terminarla, equiparla y desarrollar ese proyecto que reviste tanta importancia para la educación superior.

Por gestión de una empresa de consultoría nacional, se le presentó a la Secretaría de Estado de Obras Públicas y Comunicaciones (SEOPC), encargada de la obra desde su comienzo, un proyecto de diseño, presupuesto, equipamiento tecnológico e informático, bibliográfico y de entrenamiento del personal, de la Biblioteca de la UASD. La SEOPC le asignó dicha responsabilidad a la empresa consultora proponente, y la UASD aprobó el proyecto y designó a su vicerrector académico licenciado Roberto Reyna, para que formara parte integrante del grupo de profesionales y técnicos que diseñarían e implementarían los trabajos de puesta en marcha de la Biblioteca de la UASD.

Después de un año de trabajo arduo, donde intervinieron técnicos dominicanos, norteamericanos, europeos, chilenos y profesores de la UASD, con un gasto de más de RD$3,000,000.00, pagados por la consultora, se elaboró un proyecto completo, con financiamiento internacional, el cual aprobaron en todas sus partes las autoridades universitarias, ratificando la delegación en el vicerrector académico, para la continuación del programa de llevar a feliz término la Biblioteca de la UASD.

La empresa consultora presentó el proyecto definitivo a la Secretaría de Obras Publicas, el cual la refirió al actual Rector, quien había sido seleccionado para sustituir al ingeniero Rosado, a quien se le agotó su período. Después de muchas llamadas telefónicas, y comunicaciones solicitándole la oportunidad para presentárselo, se recibió como respuesta: el silencio.

El diseño, propuesta de equipamiento, dotación e instalación de servicios, programa de puesta en marcha, elaborado por la consultora en seis volúmenes, consta de planos, cálculos, descripción de equipos, sistemas, más el adiestramiento del personal que manejará la biblioteca, y su costeo. Dicho proyecto descansa en los archivos de la SEOPC, UASD y oficinas de la consultora, en disposición de servir a los fines que propugna una obra de esta naturaleza, dormida por indiferencia, abulia o negligencia, o por no saber que significa una biblioteca universitaria para el desarrollo de un país.

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