Coctelera

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¡Hola, Maginito! ¿Está bien la vainita? Si lo está, goce de lo lindo. En caso contrario, ni modo, aguante vejiga. No se puede olvidar aquel anuncio de que este país es muy especial. Aquí llega un cargamento de basura procedente de Puerto Rico —tóxica o no tóxica, basura al fin– autorizada por un subsecretario de Medio Ambiente y el secretario de Estado del ramo, aún cuando ninguna ley fue violada, no sabía nada del asunto. Es decir, hasta la cortesía se fue al carajo. Se exhuman los restos de un expresidente constitucional de la República y su señora esposa, fallecidos en el decenio del 30 del pasado siglo, y el procurador general de la República ignora todo el asunto, aún cuando se asegura que la orden para la exhumación emanó de la Procuraduría. Lo exquisito de todo este meneo, mi queridísimo Magino, es que creo que el secretario de Medio Ambiente y el procurador general hablan la verdad cuando dicen que desconocían las decisiones comentadas, pues aquí sí es verdad que se ven cosas desde que el pupú se confunde con la pomada, a la arepa de caldero le dicen bizcocho y al populismo le llaman democracia….

Lo de la exhumación del presidente Vázquez y su esposa va a traer vainas. Usted lo verá. Y la Academia de la Historia en conjunto y los historiadores en particular, van a lamentar el hecho de creer que eso es una `pendejada`, una cuestión de `locos`. Mire, Magino, lo de que se trataría de establecer algún nexo familiar de doña Trina con el `legendario` Barón de La Atalaya parece que no es más que una maniobra para despistar, según se ha sabido en los últimos días. Inclusive se ha llegado a decir que doña Trina de Moya no es doña Trina, que las fotos que se conservan corresponden a «una enfermera». Y muchísimas otras pendejadas….

Ahora, en distintas esferas, se conoce que el objetivo principal de alguna gente es don Horacio. Que se tratará de probar que don Horacio era hijo de un `príncipe europeo`. Que tiene «sucesión» y que esa «sucesión» reclama «sus bienes». Es decir, ahora tenemos que hay gente que considera que don Horacio no era el hijo de Basilio Vázquez y Ramona Lajara. Que no nació en Moca. Que no participó en el movimiento de «los bimbines» de 1893 contra el dictador Ulises Heureaux y que tampoco conocía de la conjura para ajusticiar a éste. Como aquí pasan tantas cosas raras, mi querido Magino, quieren demostrarnos» que don Horacio no es don Horacio y doña Trina no es doña Trina….

Pero toda esta vaina tiene sus bemoles. ¿Cómo demonios se logra un permiso para exhumar los restos del expresidente y su esposa, si la familia se opone y el procurador general desconoce todo el asunto? Magino, aunque usted no lo crea, hay gente que se atreve a decir que a lo mejor el obispado de Santiago conoce detalles de cuanto sucede. Y hasta que en áreas `de poder` hay sus cositas. La verdad de la verdad, Maginito, es que hay hombres y mujeres que han formado un grupo para fotocopiar documentos históricos relacionados con todo cuanto se vincula a don Horacio y a doña Trina. La gente que está en eso, al decir de expertos en la materia, tiene que estar asesorada, necesariamente, por historiadores o fulanos que se acercan bastante a éstos, pues es evidente que los que vinieron a esa pendejadita no tienen conocimientos para reclamar los documentos que reclaman en el Archivo General de la Nación….

Se habla en Santiago, mi querido viejito charlatán, de que «herederos» de don Horacio y doña Trina esperan que les devuelvan propiedades inmobiliarias que pertenecieron al estadista que metió al país en uno de sus líos más grandes por tratar de quedarse en el mando cuando ya era tarde para hacerlo. ¿Dónde están esas propiedades? ¿Quiénes las detentan? Es más, caro Magino, hay quienes se han atrevido a decir que propiedades de don Horacio están en manos del Estado. Y eso sí que hay que cuidarlo, pues el Estado ha demostrado que es capaz de todo, hasta de travesuras e indelicadezas….

Siempre he entendido que don Horacio murió sin disponer de fortuna alguna. Una vez me dijeron y lo creí, que cuando el entonces brigadier Rafael L. Trujillo Molina le derrocó en 1930, don Horacio tenía una cuenta corriente en el The First National City Bank, con un balance de 1,710 pesos. Don Horacio se retiró a Tamboril después de ir al exilio en Puerto Rico. Fue pensionado como expresidente. Pero en 1933 se le trajo a la capital cuando se trató de montar un show contra la corrupción en su gobierno. El digno expresidente se mostró dispuesto a dar a conocer cuanto sabía del aspecto administrativo de su régimen. De más está decir que no hubo interrogatorio alguno….Mire, Maginito, esta vainita que se gesta hay que investigarla a fondo. No se trata de una simple locura como dicen algunos. Aquí, detrás de cualquier loco puede surgir un vagabundo. Exhumar los restos de don Horacio y doña Trina tiene que haber sido el resultado de gestiones de gente a la que en esferas oficiales se les ha hecho caso. Indagar que pasa en esta vainita es una obligación. Para que después no vengan con el cuento de que María lavaba cuando se le acabó el jabón. Y lo de «Barón de La Atalaya» parece que es la mampara que usan algunos vivos.

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