Muchas de las dificultades en la alimentación de los chicos pueden desaparecer cuando la comida se convierte en una actividad placentera.
En general cuando los chicos cumplen un año, comienzan a integrar más activamente la mesa familiar, sentaditos frente a su plato con su cuchara y vaso.
Esto les resulta muy bueno y les permite sentir sabores, probar, oler, tocar. Y esta actividad es mucho más que el hecho en sí de alimentarse.
Es todo un trabajo. A través del jugar, del investigar, van aprendiendo a conocer diferentes texturas, sabores, colores, olores y van eligiendo qué comer y qué no comer, o sea registrando sus propios gustos y preferencias.
Si ellos perciben que este juego y este momento de comer juntos es vivido por su entorno como algo «molesto», y poco relajado, quizás «no quieran comer» y pierdan cierto interés por la comida.
Hasta incluso se «pueden llegar a portar mal», como una manera especial y clara de decir, aunque sin palabras, que algo de lo que sucede a su alrededor no le está gustando.
Desde que el bebé nace la mayor parte de nuestra energía esta puesta en que «coma bien», ya sea la teta o la mamadera o las primeras papillas. Toda la familia gira alrededor de este tema en especial.
Con el tiempo por una serie de situaciones familiares, laborales, y por el hecho mismo de que el bebé crece, esta primera «dedicación a la comida de nuestro bebé», quizás va decayendo y convirtiéndose, por las características propias de la edad, en algo «más difícil».
Lograr que coma
El niño o la niña perciben esta insistencia y como decía antes modifican su actitud.
Nos angustia que ellos no coman, como quisiéramos los grandes, y ésto se transmite a ellos en situaciones de tensión, presión y exigencia.
Frente a ello, reaccionan asustándose a veces, al vernos a los papás inquietos, y dejan de comer o comen «sin ganas», mecánicamente.
Conclusión.
Cuanto más preocupados y pendientes estamos de que el niño coma… menos y peor come.
Se da un círculo vicioso difícil desalir, por esto es bueno visitar un nutricionista y establecer hábitos.
Recomendaciones para tener en cuenta con los malos comedores
-Comer es un acto natural, y ningún niño o niña debe vivirlo como una exigencia.
-Es bueno ser flexibles y estar atentos a las necesidades y los tiempos de nuestro hijo en particular.
-Que el momento de comer sea un tiempo relajado y tranquilo para que lo puedan vivir con placer y alegría.
-Pensemos que no sólo es importante cuánto, y qué comió sino cómo lo hizo, y bajo qué circunstancias.
– No retarlos porque no comen.
– Vivir la comida, como una «excusa» para reunirnos y estar juntos, y compartir ese momento con nuestros hijos, por mas cortito que sea.
-Evitar hablar de temas conflictivos durante el momento de comer para que ésto no se asocie a que cuando se come, se discute, se pelea se grita, etc.
– Tratemos de que no esté prendida la tele para que no se distraigan.
– Preguntémosle si le gusta lo que le preparamos.
– Dialoguemos con él.
– No nos preocupemos y enojemos tanto, ya que ellos lo perciben… y actúan en consecuencia.
Para que la comida y el comer sean algo para disfrutar, ofrezcámosle a nuestros hijos la posibilidad de aproximarse a ella como ellos saben y necesitan, con tiempo, acompañándolos y disfrutando juntos.
No coma ni permita que ellos lo hagan frente al televisor, desde que es un bebé siéntelo en su silla y acérquelo a la mesa, coman en familia, ellos aprenden por imitación y si usted tiene buenos hábitos, por lo general es lo que harán ellos mismos.
Si quiere que su hijo tenga buen comportamiento siga estos tips.