Un problema grave

<p>Un problema grave</p>

El problema del consumo de drogas entre nuestros jóvenes es más grave de lo que parece, por tres razones muy poderosas que habrá que enfrentar con mucha decisión y entereza.

Primero, el narcotráfico ha creado un creciente mercado de oferta al saldar con drogas una parte de sus costos de trasiego y distribución. Quienes reciben estas sustancias como paga procuran convertirla en dinero por todos los medios posibles.

La segunda razón es que las autoridades, que han demostrado capacidad para dar golpes contundentes al gran tráfico y a los puntos de detalle de drogas, no ejercen, en cambio, ninguna presión sobre el consumo.

En este punto en particular sería útil meditar sobre el hecho de que si bien es cierto que el consumidor de drogas es una víctima, pues la adicción es, sin duda, una grave enfermedad, también es verdad que el narcómano es un cómplice en la cadena de comercialización.

Y el tercer elemento es que mientras crecen la demanda y el consumo de drogas, decrece la capacidad de las organizaciones dedicadas a la rehabilitación de adictos.

En una carta que el presidente de Casa Abierta, Radhamés de la Rosa, dirigiera al director de El Nacional, Radhamés Gómez Pekín, se expone la cruda realidad de la crisis que afecta a esa entidad de rehabilitación de adictos.

También Hogares Crea, que preside Leopoldo Díaz, ha debido limitar sus actividades por falta de recursos y por la incertidumbre que crea el hecho de que la reforma fiscal que diseña el Gobierno incluirá recortes en los gastos del Gobierno.

Como estas dos agencias hay otras entidades especializadas en trabajo social en el tratamiento de adicciones que están atravesando grandes precariedades.

Ciertamente aquí el problema del consumo  de drogas es más grave de lo que parece y no parece estar próximo el momento en que se elabore una política de acción integral para contener el consumo y propiciar la rehabilitación de adictos.

Mucha de nuestra juventud se está sepultando en ese abismo.


Necesario

El Gobierno ha dado a la Policía Nacional un sólido apoyo en términos de modernización y tecnificación.

La presencia de patrullas motorizadas en nuestras calles y el operativo Barrio Seguro son muestras de que el cuerpo policial está en sus mejores momentos y que eso, más la capacidad de sus investigadores, le han  permitido dar respuestas oportunas a la mayor parte de los casos que se le presentan.

Pero hay algo que desentona con todo este progreso y modernización, y se trata del destacamento que tiene la institución en el sector Buenos Aires, de Herrera, en Santo Domingo Oeste.

Ese recinto realmente no califica para alojar una dotación policial ni para brindarle al público la atención que requiere.

En este proceso de modernización y equipamiento es preciso que se desarrolle un programa de mejoramiento de la infraestructura que aloja las dotaciones policiales en todo el país.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas