Hambre dificulta luchar contra el sida en Haití

<p>Hambre dificulta luchar contra el sida en Haití</p>

CANGE, Haití (AP).- El sida enfermó tanto a Marie Lourdes Israel que apenas podía mover su cuerpo ya encorvado y enjuto hasta los huesos. Pero el remedio resultó peor que la enfermedad.

El peor suplicio no fue causado por problema alguno con la medicina, sino por algo más elemental: no tenía comida, y la ingestión del cóctel de fármacos para combatir al sida con el estómago vacío le provocaba fuertes dolores abdominales, mareo y náusea.

«Algunas veces comía una vez al día, algunas veces nada porque no encontraba nada’’, dijo Israel, de 51 años de edad, que perdió sus ingresos exiguos como maestra al caer enferma por el virus que mata 150.000 haitianos cada año.

La hambruna y la desnutrición son ahora dos peligros paralelos en la lucha contra el sida. Médicos y especialistas consideran que millones de personas infectadas en el mundo en desarrollo tienden a llegar a un punto decisivo en que los alimentos reemplazarán a las medicinas como la necesidad más apremiante.

El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas ha aplicado programas de nutrición en Haití y en otros 50 países con la incidencia más alta del Virus de Inmunodeficiencia Humana o VIH. Cada mes entrega suplementos alimentarios a los pacientes y al resto de sus familias.

Sin una nutrición adecuada, los enfermos de sida no pueden absorber los fármacos necesarios para frenar la actividad del virus. Como en el caso de Israel, los efectos secundarios de tomar los medicamentos con el estómago vacío pueden inducir a los pacientes a dejar el tratamiento.

«Cuando se tienen las medicinas y no se tiene comida… entonces el problema mayor es la seguridad alimentaria’’, dijo el profesor Paul Farmer de la Universidad de Harvard y fundador de Socios en Salud, un misión médica pionera en las montañas de Haití que otorga tratamiento gratuito a miles de enfermos.

En el mundo existen este año unos 3,8 millones pacientes de sida que necesitan ayuda alimentaria y la cantidad podría ascender a 6,4 millones para el 2008, de acuerdo al PMA.

Las personas con hambre tienen seis veces más de posibilidades de morir cuando toman medicamentos contra el sida que quienes están bien alimentadas, según un estudio de la revista británica HIV Medicine.

«¨Alguien en Occidente pensaría acaso dar medicinas a alguien que esté malnutrido? No, no lo hacemos’’, señaló Robin Jackson, jefe del servicio sobre el VIH-sida que opera en Roma y forma parte del PMA. Estimó impensable medicar a un paciente porque «no solamente el fármaco no será muy eficaz, sino que (el enfermo) no se sentirá mejor’’ por la náusea y los fuertes dolores estomacales.

Numerosas personas en Africa y Haití se niegan a recibir los medicamentos gratuitos a menos que estén acompañados de alimentos, lo cual reduce sus posibilidades de supervivencia, dicen los médicos.

Un estudio reciente del PMA señaló que costaría apenas 66 centavos de dólar al día alimentar a un paciente de sida y a su familia, pero expertos en salud observan que al haber aportado miles de millones de dólares a los programas de fármacos gratuitos, muchos donantes están reacios a asumir el gasto adicional de los suplementos alimentarios.

En una conferencia reciente sobre el sida en Toronto, Stephen Lewis, representante especial de la ONU para el VIH-sida en Africa, calificó de «locura’’ la falta de financiamiento para alimentos.

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