ANNA JIMÉNEZ
a.jimenez@hoy.com.do
A  todos en algún momento de la vida le han hecho algún tipo de reconocimiento, por innúmeras personas. En casa por ejemplo, tras haber preparado un plato exquisito, en la escuela tras haber obtenido un buen índice académico; en el ámbito social por ser un mágnifico anfitrión en algo y en el plano profesional tras destacar excepcionalmente.

Los reconocimientos puedes recibirlos, por amigos, familiares, jefes, compañeros de trabajo y completos desconocidos. Lo importante al recibirlos es saber que ante todo eres agraciado por tu esfuerzo impulsado por la fortaleza que da Dios y que son son humos a colocar por encima de la cabeza, sino votos de confianza que te comprometen a ser mejor cada día.

Mi mayor reconocimiento, por ejemplo es el honor que cada semana me haces al leer esta columna y el suplemento completo es saber que puedo contar con sus mails comentando aquéllo en lo que les fue útil lo tratado. Me siento muy orgullosa de tenerte como parte de mis lectores y comprometida a dar lo mejor siempre. Así agradezco a los responsables de la reciente selección que hicieron, por el trabajo que he realizado en el campo de las relaciones públicas, que en el marco de la 7ma. Cumbre Iberoamericana de Comunicadores piensan hacerme entrega junto a un escaso número de relacionadores públicos de incuestionable trayectoria, al lado de los cuales me siento más que honrada. Gracias por tomar en cuenta mi trabajo para tal distinción. Siempre habrá un compromiso de no decir mucho, sino hacer,siempre yendo más allá, como lealtad a mi formación, no para calificar para premios, aunque no niego que motivan mucho, pues te recuerdan que otros están pendiente de tus esfuerzos y le ponen valor.