Educación y desarrollo

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LEO BEATO
¿Será pura coincidencia que los países que experimentan un alto índice de crecimiento económico son también los primeros en avanzar en el área educativa? Parece una ecuación matemática: a mayor educación mayor desarrollo y mayor crecimiento. Tomemos a China como ejemplo. El país más populoso del planeta, con un billón y medio de habitantes y con un crecimiento el año pasado de 11%. Sus logros educativos, sobre todo en la educación superior, son dignos de todo crédito. Algo parecido sucede en la India, aunque en mucha menor escala. Si los comparamos con Latinoamérica existe un mundo de diferencia.

¿Será también otra coincidencia que, como indica el “Instituto Para la Democracia” (IPD) con sede en Noruega, las expectativas en el juego político de la región se encuentran en franca decadencia? Por lo menos así opina Vidar Helgesen, el secretario general de esa respetable institución. Educación y desarrollo son dos alas del mismo pájaro, además de la estabilidad política. Estas tres condiciones son indispensables para el crecimiento integral de una nación.

Volviendo al caso de China, donde la educación superior durante la última década se ha superado de forma dramática, la Universidad de Beijín, la más grande de China, se encuentra entre las mejores del mundo, de acuerdo con una evaluación llevada a cabo por el London Times. Aunque subsidiada por el gobierno este centro educativo, además de su excelencia en el área académica e investigativa, se ha convertido en un agente de producción de bienes y de servicios para la economía china. No depende de las subvenciones sino que produce parte de su presupuesto usando su superávit para admitir a estudiantes de bajos recursos con un alto índice académico.

En la India, con un ingreso per cápita de menos de US $769 por año el nivel académico de sus estudiantes sobrepasa con creces al de sus colegas latinoamericanos. México es un buen ejemplo con una entrada per cápita de US $7,900 por año pero con un crecimiento económico anual muy por debajo al de China, al de la India, Singapur, o al de Corea del Sur.

La UNAM (Universidad Autónoma de México), de acuerdo con el London Times, ha descendido casi a cero en lo referente al nivel de la investigación académica. Sin embargo, este es el único centro de estudios superiores latinoamericano mencionado en el estudio del London Times, pues los demás centros Latinoamérica no catalogaron como para ser mencionados en la investigación mencionada.

“Lo de Dominicana, por ejemplo, es una anomalía o situación atípica en lo referente a la educación superior”. Así opina un decano de una universidad española que visitó la isla.

“Allí pululan mini-universidades con el único objetivo aparente de hacer dinero rápido. Se piensa en función de individuo, no de nación. El mejor reflejo de esta dolencia son las cisternas y los inversores particulares en cada casa mientras el país languidece sin agua ni luz”. De hecho, en un país donde más del 25% de la ciudadanía es analfabeta funcional existen más de 36 centros de estudios superiores, todos concentrados en la ciudad capital, donde los estudiantes tienen un dominio educativo correspondiente al octavo grado”.

Todo esto indica que en el área educativa Latinoamérica ha descendido en comparación con otras universidades. Si a esto le añadimos la experiencia traumática vivida durante la última contienda electoral mexicana, que parece haber puesto al pueblo  en un jaque mate erosionando la confianza en su sistema democrático, las palabras de Vidar Helgesen equivalen a una profecía.

Lo peor que le puede suceder a los latinoamericanos es poner en tela de juicio sus legítimas aspiraciones ciudadanas. De esto suceder se puede estancar su desarrollo integral como pueblos civilizados en vía de desarrollo integral.

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