DR-CAFTA provoca revolución en el manejo de las aduanas

DR-CAFTA provoca revolución en el manejo de las aduanas

El DR-CAFTA está provocando una revolución en el manejo de las aduanas, proceso que involucra tanto al sector público como al sector privado, y que se extenderá hasta mucho tiempo después de la entrada en vigencia de este tratado de libre comercio.

Ya se han producido importantes, reconocidos por líderes del sector privado y por funcionarios del gobierno de los Estados Unidos, tanto en la agilización del proceso de desaduanización como en la transparencia en la aplicación del marco jurídico que norma a las aduanas. Pero todavía hay una largo el camino por recorrer.

El DR-CAFTA establece, en el artículo 5.2, ordinal 2, literal a), que la autoridad aduanera dominicana debe asegurar la adopción de procedimientos que permitan el despacho aduanero dentro de las 48 horas tras la llegada de las mercancías.

Igualmente, la Ley de Autonomía obliga a Aduanas al despacho en esos plazos, siempre que los usuarios cumplan con los requerimientos y formalidades en la presentación de la declaración.

Aduanas también está sentando las bases, a través de la capacitación del personal, para lograr una buena administración de las normas de origen, elemento que constituye un reto de tanta o mayor importancia que la propia agilización del proceso.

Se trata de dos objetivos de difícil consecución de manera simultánea, porque la agilización del proceso aduanal debe ser lograda sin menoscabo de los adecuados controles para evitar importaciones que no cumplan con las normas de origen. Mantener estos controles en un proceso aduanal ágil, demanda mucha eficiencia.

En el caso del DR-CAFTA la tarea es más difícil porque el certificado de origen de las importaciones es muy abierto y depende de lo que diga el importador, que es la tradición americana, donde pocos importadores se arriesgan a firmar una mala declaración porque si violan las normas establecidas son severamente sancionados, no importa de quien se trate.

Pero la cultura en la República Dominicana ha sido la de que se viola la ley y en el camino el violador busca un arreglo para evitar recibir las merecidas sanciones.

Sin embargo, esta no es la práctica en los Estados Unidos. El importador norteamericano está obligado a tener el debido conocimiento y seguridad cuando declara el origen de una mercancía, y si la información que ofrece el exportador dominicano es falso, metería en problemas a su cliente en los Estados Unidos, lo cual afectaría la imagen del país.

De igual manera, el importador dominicano debe ir adquiriendo todo el conocimiento de las normas de origen, para que pueda verificar que el producto que está adquiriendo cumpla las normas.

De ahí que en el cumplimiento de las normas de origen las aduanas pisarán el terreno movedizo de una cultura en que el engaño ha sido ejercido por muchos como una muestra de sagacidad que no ha representado un riesgo de penalidad o de pérdida de una carrera empresarial.  

Una vez entre en vigencia el DR-CAFTA y se produzca la desgravación arancelaria de los artículos que entrarán en libre comercio, el buen manejo de las normas de origen se constituye en una herramienta fundamental para evitar los perjuicios que podrían provocar al fisco y la competencia desleal que pudieran resultar en contra de las empresas nacionales si se permitieran importaciones que no cumplan con las normas de origen acordadas.

La evasión de impuestos por declaración es total, ya que la mercancía está libre de aranceles, por lo que su impacto fiscal negativo es mayor que la mera subvaluación.

Si en la implementación del tratado de libre comercio con Centroamérica, hubo intentos de introducir en el país artículos que no cumplían con las normas de origen, en perjuicio del fisco y del sector industrial nacional, los riesgos de que situaciones de este tipo se presenten en la ejecución del DR-CAFTA pudieran ser mayores debido a que, como se indicó, los certificados de origen dependen de la confianza depositada en el importador, en una sociedad cuya cultura de cumplimiento de la ley dista mucho de la cultura americana.

En cuanto a la agilización del proceso aduanal, que aún no ha concluido pero que ha avanzado con éxito en la actual gestión del licenciado Miguel Cocco y su equipo, habrá que continuar haciendo esfuerzos.

La meta es lograr que, ya promulgada la ley de autonomía financiera y presupuestaria de la Dirección General de Aduanas, en el primer año se logre reducir el proceso para desaduanizar las mercancías a 48 horas y en dos años a 24 horas, lo cual colocaría al país en una posición competitiva muy buena.

Pero este proceso no sólo depende de la cooperación entre Aduanas y el sector privado, la cual ha venido siendo llevada muy bien. Otros actores también tendrán que cumplir su papel, incluida la Autoridad Portuaria, que no ha avanzado en la eficientización de sus procesos a la velocidad que lo ha hecho la Dirección General de Aduanas.

En la medida en que se abre el comercio, Aduanas va perdiendo va perdiendo el rol de recaudador y se concentra en el cumpla de normas técnicas.

En cambio, la Dirección General de Impuestos Internos adquiere un mayor rol como recaudadador, realidad sobre la cual los diferentes actores deben hacer conciencia.

De hecho, ya son notorios los avances logrados por la DGII, que ha comenzado a reducir la evasión, incorporando como contribuyentes a actores que se habían marginados del cumplimiento fiscal.

Los tratados de libre comercio

Previo al DR-CAFTA la República Dominicana había firmado tratados de libre comercio con los cinco países centroamericanos y también con los países que conforman el mercado común caribeño (Caricom) en el 1998. Ambos acuerdos fueron ratificados por el Congreso Nacional a finales del 2000 y entraron en vigencia unos meses después.

En el caso del tratado con el Mercado Común Centroamericano, luego de varios años de implementación, los resultados en términos comerciales han sido decepcionantes.

En términos del intercambio comercial, durante el 1998, fecha en que se firmó el tratado, la República Dominicana exportaba a Centroamérica US$20.2 millones, mientras que Centroamérica exportaba al país US$77.4 millones, lo cual representaba un déficit comercial de unos US$57 millones. Seis años después, en el 2004, la República Dominicana apenas exportó US$28.9 millones, mientras que los centroamericanos aumentaron sus exportaciones a US$134 millones. El resultado es un déficit comercial del país con Centroamérica de US$105 millones.

EL DR-CAFTA

La implementación del DR-CAFTA abriría libre de aranceles el mercado de los Estados Unidos a prácticamente el 100% de las exportaciones industriales dominicanas, en tanto que la República Dominicana se comprometió liberalizar el 65% del comercio durante el primer año. Un 25%, principalmente vehículos de motor, se liberalizaría gradualmente en cinco años. El restante 10%, constituido por bienes intermedios producidos en el país, se desgravaría de manera gradual en un plazo de 10 años.

Pero los retos para el sector industrial con la implementación del DR-CAFTA son significativamente mayores que con el tratado con el Mercado Común Centroamericano y con el Caricom.

Mientras la relación comercial del país con Centroamérica representa apenas el 2% de las importaciones totales, las importaciones dominicanas desde los Estados Unidos representan el 46%.

Además, el tratado con Centroamérica fue flexible con la política industrial y la política fiscal del país, pero el DR-CAFTA requerirá de cambios más profundos en el área institucional, la política energética y la política educativa del país.

Los beneficios del DR-CAFTA

El mayor impacto que tiene el DR-CAFTA, en términos del acceso al mercado de los Estados Unidos, es que da seguridad jurídica a las inversiones.

Este tratado consolida los beneficios que se habían concedido al país de manera unilateral a través de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe del 1983 y de sus ampliaciones, incluido el CBTPA del año 2000.

Antes el acceso preferencial era una decisión congresional en los Estados Unidos. Incluso había cláusulas que establecían que los beneficios se podrían perder si el país no cumplía algunas condiciones, además de que esos beneficios tenían caducidad.

Con el DR-CAFTA el acceso libre de impuestos se perpetúa, lo que implica que las inversiones operarán en un entorno jurídico seguro y con una visión a más largo plazo.

Muchas empresas que se establecían en el sector textil eran muy conservadoras al momento de realizar las inversiones y alquilaban naves porque operaban con una visión de más corto plazo. Ahora podrán invertir a más largo plazo.

Las inversiones de las multinacionales Sara Leen y Gildan para producir tela en país, con inversiones que en conjunto ascienden a unos 250 millones de dólares, son las primeras señales que las inversiones en el sector industrial se harán pensando en el largo plazo.

Normas de origen

Se ha planteado la posibilidad de que al país fluyan inversiones chinas en la producción de tela para el mercado local y la exportación, aprovechando la flexilización obtenida con el DR-CAFTA en las normas de origen del sector textil.

Estas inversiones contribuyan a una integración vertical de la producción textil.

El DR-CAFTA también flexibiliza de manera significativa las normas de origen para sectores como calzados y joyería.

Previo a la entrada en vigencia impera el requerimiento de un porcentaje mínimo de valor agregado local para que las exportaciones al mercado de los Estados Unidos califiquen para entrar libre de aranceles.

Esto se modificó en el DR-CAFTA y se estableció la transformación simple o cambio de partida, lo cual significa que el exportador puede traer materia prima de cualquiera parte del mundo y con un simple ensamblaje se confiere origen a ese producto.

Además, en la parte textil el DR-CAFTA permitió la acumulación de origen con México y Canadá para el sector de la confecciones. Son países que no forman parte del DR-CAFTA.

Esto va a permitir a la industria textil dominicana utilizar tela elaborada en la región o en México y Canadá para la elaboración de las confecciones. Anteriormente tenía que ser tela americana. El resultado va a ser una mayor integración vertical en la industria.

Adicionalmente, se logró la única individualidad del tratado para el sector textil de la República Dominicana: la posibilidad de mantener la coproducción con Haití, país que no es parte del DR-CAFTA.

Limitantes de la competitividad

En un estudio ordenado por el Consejo Nacional de Competitividad, se dan a conocer los resultados de 30 entrevistas hechas a presidentes o gerentes de las principales empresas y asociaciones sectoriales, sobre los factores que limitan la competitividad del sector industrial. Las respuestas se clasificaron en cuatro factores principales:

Parte de los problemas señalados en el estudio ordenado por el Consejo Nacional de Competitividad han sido superados.

Se ha logrado avances en la superación de esos factores limitantes, especialmente en el aspecto impositivo con la eliminación de la comisión cambiaria y la factura consular, así como con las seguridades que se dan ahora, tras la promulgación de la Ley de Autonomía de Aduanas, de que se van a devolver los impuestos pagados por los exportadores en sus importaciones, aunque habrá que hacer otras reformas impositivas.

Igualmente, se ha conseguido reducir significativamente el tiempo para la desaduanización de las mercancías.

Y en el caso del problema que representa la limitación establecida en la Ley 8-90 de que las empresas que se acojan al régimen de zonas francas deben exportar el 80% de su producción, se ha convenido en que la convergencia entre el sector industrial local y las zonas francas no será el camino para la lograr la competitividad de las industrias que operan fuera del régimen de la señalada ley, sino que ambos sectores deben lograr esa competitividad a través de los instrumentos de que disponen, dado que son sectores con objetivos diferenciados.

Está pendiente la tarea de resolver los problemas energético, educativo e institucional.

Representantes de diferentes sectores del país coinciden en que los grandes esfuerzos del país deben estar orientados a superar estos problemas, para que la economía dominicana pueda alcanzar los niveles de competitividad que le permitan revertir los resultados decepcionantes obtenidos en los primeros años de aplicación de los tratados de libre comercio con Centroamérica y el Caricom.

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