Cómo aprovechar el impasse

Cómo aprovechar el impasse

HUGO GUILIANI CURY
Desde hace varias semanas en los círculos de Washington se ha venido indicando que la Administración del Presidente G W Bush no tiene los votos suficientes para lograr la aprobación del DR-Cafta. Esto así porque existe una fuerte oposición en Estados Unidos que proviene del sector laboral, de la industria azucarera y de una parte del sector textil. Es debido a esa situación que el mandatario norteamericano decidiera invitar a Washington a los seis presidentes de los países integrantes del DR-Cafta para que estos le ayudaran en la tarea de lobismo a realizar en el Congreso Norteamericano.

Este trabajo fue realizado, pero todavía el impasse continúa y se señalan que faltan unos 35 votos. Esta es una guerra avisada que pudo haberse evitado si el USTR hubiese tenido una posición de acercamiento y negociación con los sectores antes señalados y no la de confrontación.

Esos temas los traté con el USTR cuando estaba como Embajador en Washington como Embajador para evitar que eso ocurriese. En lo referente al caso del azúcar, recuerdo haber asistido a una reunión con las principales autoridades del USTR y la cual se celebró antes de los centroamericanos haber terminado sus negociaciones y cuando comenzaban las nuestras. En ese entonces le señalé a las más altas autoridades del USTR, que la posición de los productores dominicanos de azúcar era que estos preferían que se excluyera ese producto del acuerdo. Empero que si por el contrario Estados Unidos decidía conceder a Centroamérica cuotas adicionales de azúcar, también tendrían que hacerlo con nuestro país. Igualmente agregué que las nuevas cantidades de azúcar a establecer tendrían que ser en proporción a las cuotas que en aquel momento tenían Centroamérica y Rep. Dominicana. ellos me escucharon, pero no me dieron una respuesta. Lo que ocurrió y decidieron meses después los negociadores de ambas partes y durante la fase final de esas negociaciones es conocido por los dominicanos.

En el caso laboral, el suscrito realizó numerosas reuniones con el congresista demócrata Charles Rangel y sus asesores para tratar el tema laboral. Estos planteaban un texto laboral con algunas diferencias al del USTR. La modificación sugerida por Rangel no presentaba dificultades para RD debido a lo avanzado de nuestra legislación laboral y a la correcta aplicación que hacemos de ella. El problema lo tendrían los países centroamericanos cuyas leyes laborales eran antiguas y su aplicación no era correcta.

Numerosas diligencias se hicieron en Washington para que los negociadores del USTR, de Centroamérica y Rep. Dominicana aceptasen las sugerencias de los demócratas. Sin embargo nada se logró con los negociadores centroamericanos y dominicanos, quienes acogieron el texto que les presentó el USTR norteamericano y es en este tema que también existe un impasse.

Esos inconvenientes no hubiesen ocurrido si el USTR hubiera sido un organismo más abierto a las sugerencias hechas por los sectores que hoy dentro de su propio congreso adversan el tratado. Esto a mi entender era buscar un pleito innecesario ya que la posición de los productores azucareros dominicanos coincidía con la enarbolada por la industria azucarera americana y era la misma que el USTR había acordado en el TLC con Australia.

Por tanto incorporar el azúcar en el DR/Cafta fue un error del USTR ya que Estados Unidos tendría que haber lo mismo en otros tratados que eventualmente va a negociar en Asia y el precedente no sería aceptado por la industria azucarera norteamericana. En el caso del tema laboral lo que deseaban los sindicatos y los congresistas demócratas norteamericanos era que el texto fuera más preciso en cuanto a que hubiese una adecuada ejecución de las leyes laborales que existen en nuestros países. Esto en nada afectada a los Estados Unidos y a la vez era conveniente para nuestros trabajadores, razón por la cual pudimos aceptar la redacción que deseaban los congresistas demócratas.

En cuanto a las reglas de origen para cierto tipo de tela, se conocía que eso iba a generar oposición de una parte del sector textilero de Estados Unidos. En los tres casos mencionados las posiciones adoptadas por el USTR debilitaron el apoyo que podría obtener el DR-Cafta en el Congreso Norteamericano y a la vez en dos de ellas perjudicaban a nuestro país.

En estos momentos en una esquina del cuadrilátero está el Presidente Bush, apoyando un tema que es de importancia en su agenda geopolítica y en el que deberá decidir si pone toda su influencia para que el DR-Cafta sea aprobado. Sobre esto algunos de sus estrategias consideran que no debe hacerlo, ya que tiene que impulsar en el Congreso otros proyectos de mayor importancia que el DR-Cafta y que por tanto no debe gastar su capital político dentro del Congreso y arriesgarse a tener una derrota.

En la otra esquina esta Charles Rangel, congresista demócrata y miembro importante del Comité Congresional de Medios y Arbitrios. Rangel es un hombre que quiere a República Dominicana y a quien también le gustaría que el país tenga un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Sin embargo, Rangel apoya la posición de su partido y desea que en ese tratado se incorporen cláusulas de carácter laboral que hagan posible el cumplimiento de las leyes laborales en estos países. Como se puede observar Bush y Rangel tienen los mismos objetivos en cuanto a la necesidad del DR-Cafta, pero difieren en aspectos que a mi entender pudieran ser negociados. Ambos han ayudado a República Dominicana en este proceso y debo recordar que a Rep. Dominicana la habían dejado fuera del Cafta y fue el Presidente Bush quien dio la orden para que se le incluyera en dicho tratado. Mientras que Rangel fue quien ayudó a que eso se cumpliera frente a la reticencia y dilaciones del USTR en incorporar a República Dominicana al CAFTA.

Ahora y debido a la testarudez del USTR, la administración del Presidente Bush, se ha visto en la necesidad de buscar ayuda de los presidentes de los países integrantes del DR-Cafta, los cuales han tenido que hacer lobby en el Congreso Norteamericano. No creo que el lobby de los Presidentes haya logrado cambiar la actitud de los congresistas que se oponen al tratado. Pero si creo que existen vías de solución que pudieran facilitar la aprobación del DR-Cafta en el Congreso Norteamericano. La solución es que el USTR abandone su pasada posición de inflexibilidad y actué en forma reflexiva haciendo las modificaciones que sugieren los congresistas en lo referente a los textiles, al azúcar y lo laboral y por ende lleguen a un acuerdo. Esto en esencia significa excluir el azúcar, modificar las reglas de origen de algunas telas y cambiar el texto laboral existente y adoptar el sugerido por los demócratas. Me parece que para la administración del Presidente Bush la mejor opción es negociar con los congresistas demócratas que hoy se oponen al DR-Cafta por los motivos anteriormente señalados pero que son positivos a los acuerdos de libre comercio. De hacerse esto, habría que realizar cambios en el texto ya firmado por los países integrantes del DR-Cafta, lo cual implicaría renegociar esos aspectos con dichos países. Dado que Estados Unidos es el que tendría que proponer estas modificaciones, se presenta la oportunidad para que República Dominicana trate de renegociar algunos asuntos que son del interés del país. Esto podría hacerse haciendo un «trade off», lo que se haría indicándole al USTR que le aceptaríamos las modificaciones que ellos proponen si a cambio de eso se nos excluye o se nos otorga una mayor protección para algunos de nuestros artículos del sector agrícola. Creo que estamos en el momento adecuado para usar esta coyuntura como un arma de negociación.

El hacer un «trade off» fue algo que recomendamos hacer en el caso de ciertos productos agrícolas cuando los negociadores dominicanos estaban en ese proceso, pero que desafortunadamente no hicieron. En aquel momento había posibilidades de excluir o conseguir más protección para nuestros productos agrícolas, ya que existía el antecedente de que Costa Rica había logrado excluir del TLC las papas y las cebollas a cambio de dejar que los norteamericanos pudiesen vender fructuosa de maíz en Costa Rica.

En referencia a la secuencia de la aprobación congresional siempre he señalado que el Congreso Dominicano debe aprobar después que el americano y los hechos recientes me dan la razón. Se ha programado para mediados de junio hacer una especie de «votación simulada» en el Comité de Finanzas del Senado y en el Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes del Congreso Norteamericano. Con este simulacro de «votación», lo que se busca es conocer si existen suficientes votos que sean favorables al DR-Cafta para en caso positivo enviar el proyecto al Plenario del Senado.

En consecuencia hay que esperar y ver lo que ocurre en el Congreso Norteamericano.

También debemos tomar en cuenta que ese ha sido el procedimiento que hasta ahora ha realizado Estados Unidos en los diferentes acuerdos que ya tiene. Es decir que esos tratados han sido primero aprobados por el Congreso Norteamericano y luego por los congresos de los otros países y así ha sucedido con Canadá, México, Chile y Australia. En el caso del DR-Cafta, se ha querido hacer al revés, indicando que si los congresos de Centroamérica y el nuestro aprueban primero dicho tratado, eso influenciaría positivamente al Congreso Norteamericano.

Eso no es cierto y la prueba es que varios países centroamericanos ya lo aprobaron y eso en anda ha influenciado al Congreso Norteamericano. Por tanto, lo correcto y lo conveniente es que el Congreso Norteamericano apruebe primero, y posteriormente el dominicano. También en esa forma al Gobierno Dominicano se le haría más fácil lograr la aprobación de ese tratado en nuestro Congreso.

En función a lo que he señalado creo que dadas las circunstancias actuales del DR-Cafta, si actuamos con prudencia y si somos buenos negociadores, podríamos aprovechar la situación que se puede crear para tratar de obtener ciertas ventajas para nuestro sector obrero, como para los azucareros y los productores agrícolas.

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