Exilio en Miami celebra en grande renuncia de Fidel Castro

Exilio en Miami celebra en grande renuncia de Fidel Castro

MIAMI. AFP. Banderas cubanas, pancartas pidiendo «Cuba Libre», café, habanos y brindis con ron encendieron ayer los festejos de los exiliados cubanos de Miami, que desde muy temprano celebraron en calles de la Pequeña Habana la renuncia de Fidel Castro al gobierno de Cuba.

 Los grupos más nutridos de residentes cubanos se concentraron en el Café Versailles de la calle ocho, considerado «la capital del exilio» en Miami.

 Caravanas de autos pasaban tocando bocinazos y saludando a cientos de personas reunidas desde muy temprano para celebrar, comentar la noticia y debatir sobre el futuro de la isla.

 Alberto Hernández, luciendo un sombrero blanco de ala ancha y habano sin encender en la boca, salió de su casa más temprano que nunca al enterarse de la novedad. «No podía dormir después que me llamó un amigo para avisarme. Para muchos esto es como el final del diablo, uno vive más tranquilo», dijo.

 Un vendedor de baratijas que ofrecía collares y gorros con los colores de la bandera cubana apareció por el Café Versailles para conmemorar «este día histórico» y hacer su negocio. «Póngase uno de estos colgantes, valen dos dólares. ¿O prefiere un gorro?», ofrecía a los clientes.

 En la barra del bar, Rafael Albuquerque, disidente y ex preso político en la isla durante 10 años, tomaba su café cubano.

«Es un día esperado, pero no todo ha cambiado. Hay que ver si esto produce un brote de rebeldía en la juventud. Lamentablemente, nada va a cambiar hasta que no corra sangre en Cuba», opinó.

 Entre el cúmulo de periodistas que se reunían frente al Versailles, para muchos «el Pentágono» del exilio cubano de Miami, aparecieron también algunos turistas, como la rusa Anastasia, que tomaba fotos y no quería perderse «esta noticia mundial».

LAS FRASES

Alberto Hernández

No podía dormir después que me llamó un amigo para avisarme. Para muchos esto es como el final del diablo, uno vive más tranquilo»

Rafael Albuquerque

Es un día esperado, pero no todo ha cambiado. Hay que ver si esto produce un brote de rebeldía en la juventud. Lamentablemente, nada va a cambiar hasta que no corra sangre»

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