CLAUDIO ACOSTA
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La isla al revés.- Da qué pensar que Haití pueda darse el lujo de criticar, a través de su secretario de Agricultura, el manejo dado en el país a la influenza aviar, que se atreva a calificar ese manejo de negligente y que afirme, en abono a esa crítica, que nuestras autoridades actuaron tardíamente al decidir el sacrificio de los gallos infectados.
¿Pueden nuestros vecinos, con instituciones tan precarias que podrían considerarse como virtualmente inexistentes, hacernos esa clase de reproches? Viendo las cosas desde este lado no hay dudas de que la respuesta a esa pregunta sería un rotundo no salpicado de nacionalismo, otro tanto de resentimiento histórico y el suficiente desprecio como para querer mandarlos, de primera intención, a casa del carajo. Ocurre, sin embargo, que esa actitud está llevando al colapso a un sector económico de enorme importancia, generador de miles de empleos, lo que nos obligó a trasladarnos hasta Puerto Príncipe a rogar que nos levanten la prohibición a la importación de pollos y huevos. Imagínense lo que pasaría si, cuando nos visite el representante de la Organización Mundial de Sanidad Animal que, según las pretensiones de nuestros vecinos, debe certificar que estamos libres del virus, este les da la razón. ¿Dónde meteríamos la cara?
Dame lo mío.- Nadie debe sorprenderse porque propietarios de autobuses dedicados al transporte de pasajeros reclamen ser también favorecidos con el subsidio al gasoil del que ya se beneficia un grupo de transportistas, ni que amenacen con irse a la huelga si no son complacidos. Lo más interesante del caso es que el gobierno carece de argumentos válidos para negarles ese subsidio, a menos que esté dispuesto a reconocer que privilegia a un grupo de empresarios del transporte en perjuicio de otro grupo de empresarios del mismo ramo, pero para eso no es que están los gobiernos y mucho menos los fondos públicos que aportan los contribuyentes. Habrá que esperar, de todas maneras, la respuesta que se dará al legítimo reclamo de la Unión de Propietarios de Autobuses, con tanto derecho como los dueños del país a ser beneficiarios de la generosidad del gobierno en tiempos de zafra electoral.