EU planea militarizar el espacio

EU planea militarizar el espacio

WASHINGTON (EFE).- La Casa Blanca estudia una propuesta de la Fuerza Aérea para abrir la puerta a la militarización del espacio, lo que según algunos analistas supondría un golpe de timón en la política de EEUU y lanzar una carrera armamentística espacial.

La Presidencia estadounidense tiene previsto emitir en las próximas semanas una directriz sobre la política de defensa en el espacio, siguiendo las recomendaciones de la Fuerza Aérea, un organismo que está desarrollando ya armas desplegadas en el espacio.

El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, trató de restar importancia al documento, al señalar que un borrador está en fase de estudio y «aún no ha llegado al nivel presidencial, ni del consejero de Seguridad Nacional ni de los responsables de departamentos» del Gobierno.

Además, McClellan insistió en el punto de vista oficial de que la nueva directiva, «según tengo entendido, no representa un cambio sustancial en la política estadounidense», ya que buscaría únicamente «proteger a nuestros sistemas espaciales». McClellan indicó que la política en estudio -divulgada inicialmente hoy por el diario «The New York Times»- quiere tener en cuenta los nuevos retos a la seguridad nacional de EEUU surgidos desde la última directiva presidencial, emitida en 1996 por Bill Clinton.

Sin embargo, varios analistas coincidieron en señalar que la nueva política estadounidense significará un cambio fundamental de doctrina.

«Supondrá un cambio sin duda, ya que el Gobierno está dando pasos para colocar armas en el espacio y se está destinando dinero al desarrollo de esas armas», afirmó a EFE Victoria Samson, una analista con el Centro de Información de la Defensa (CDI), un centro de estudios de Washington.

Samson, investigadora en defensa antimisiles y desarrollo de armas espaciales, señaló que la Fuerza Aérea ha destinado en el actual año fiscal unos 200 millones de dólares al estudio y desarrollo de armas basadas en el espacio, aunque sin esa catalogación en las partidas presupuestarias.

Además, advirtió de que esta apertura de la militarización espacial puede crear ansiedad entre otros países, como Rusia o China, que podrían tratar de colocar sus propias armas en el espacio y amenazar suelo estadounidense. «Nosotros estamos expuestos a perder más», aseguró.

El nuevo paso para militarizar el espacio se debe también a que el sistema de defensa antimisiles, en el que se han invertido ya 100.000 millones de dólares y veinte años de trabajo, sigue sin ofrecer una garantía ante posibles ataques.

El Pentágono ha comenzado a desplegar los primeros cohetes interceptores en una base de Alaska, pero los responsables del programa reconocen que el sistema no tiene aún la fiabilidad suficiente como para fiarse totalmente de su eficacia ante un ataque con misiles.

Para Samson, resulta inconcebible que el Pentágono se plantee el desarrollo de arma espaciales, que son «mucho más caras y mucho más complicadas tecnológicamente» si aún no ha conseguido solucionar los problemas del escudo antimisiles.

La Fuerza Aérea ya envió al espacio en abril pasado un satélite experimental, denominado XSS-11, que tiene capacidad para perturbar el funcionamiento de satélites de reconocimiento y comunicaciones de otros países.

Entre las probabilidades de armas espaciales que estudia el Pentágono, según «The New York Times», figura un vehículo capaz de transportar hasta media tonelada de armas de precisión, con el objetivo de atacar centros de mando y bases de misiles.

Otro proyecto, denominado «Barras de Dios», prevé alcanzar blancos en tierra con largas barras de tungsteno, uranio o titanio de 100 kilogramos de peso y lanzadas a 195 kilómetros por segundo, lo que les daría el poder destructor de un arma nuclear pequeña.

También se estudia colocar espejos en el espacio o en dirigibles situados a gran altura para dirigir rayos láser a objetivos en cualquier lugar del mundo, o incluso el disparo de ondas de radio de frecuencias que puedan ser mortíferas.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas