Casa mixta con elementos neoclásicos

Casa mixta con elementos neoclásicos

POR SEGUNDO ANTONIO VÁSQUEZ
En la calle Arzobispo Nouel número 206 se aprecia una antigua residencia señorial, construida en los inicios del siglo XX y restaurada en 1987 por el arquitecto Esteban Prieto Vicioso; pertenecía a Adriana Aybar de Ricart, quien tenía su hogar en el segundo nivel y en el primer piso instaló una amplia tienda que se llamaba «El Encanto de las Muchachas».

Al paso de los años fue cambiando de dueños. El 15 de junio de 1960 fue comprada por el Estado, que la vendió luego a la Cámara de Comercio, la cual actualmente la mantiene en perfectas condiciones sin ninguna reforma.

Esta es una amplia construcción que ocupa el área de unos 880 metros cuadrados, cuya edificación es de dos niveles con un estilo mixto, en el cual predominan los elementos neoclásicos conservados del aspecto original.

Este inmueble presenta una entrada con forma única en el contorno y posiblemente en toda la capital; tiene una amplia puerta que entre los muros de carga presenta dos grandes espacios laterales de remate curvo con vidrios y bordeado de una moldura, que en el interior reflejan la claridad.

Como detalle curioso están sus tres puertas, más desiguales y menos anchas, cuyas partes superiores presentan molduras salientes, que aparentemente las soportan unos bloques con labrados de estrías que arriba lateralmente se enroscan.

En la parte superior se aprecia un balcón corrido cuyo borde es singular al tener en el centro una curva moderada y sus balaustres hechos de barras lisas. También, éste, en más de la mitad, cuenta con una separación que lo divide de otro balcón igual y más corto.

Detrás del balcón más amplio se pueden observar cinco puertas con tragaluces de colores, cuyos marcos rematan en arcos menores, siendo la del centro más amplia y distinta al tener lateralmente persianas y en el remate marquesinas con toldos impermeables.

En la parte superior de la pared se aprecian unos preciosos adornos de molduras que forman rectángulos con huecos separados, donde un trazo los va uniendo.

Más arriba, a todo lo largo, aparece otra moldura extensa, cuyo borde sobresaliente es puntiagudo. Ya en el remate al borde del techo hay un balcón con dos partes sin barandas, cuyos bordes de altura son desiguales, pero los otros dos sí aparecen con balaustres corrientes.

En el segundo nivel lateral de la parte este del interior aparece una amplia terraza que presenta las fisonomías arquitectónicas de una galería formada por una serie de columnas corintias, cuyos adornos están compuestos de molduras estriadas que dominan el lado derecho donde hay dos pilares arrimados a la pared con los mismos rasgos.

También, en el segundo nivel, hay un arco que divide en dos el área del segundo espacio entre dos muros de carga donde está el salón de reuniones de la Junta Directiva.

Igualmente, en el cuerpo oriental aparece un mirador que amplía el área cubierta de la otrora vivienda, el cual presenta uno de los más preciosos ambientes del edificio al tener espléndidas vistas hacia el mar Caribe. Los demás espacios están destinados a otras oficinas.

Sin embargo hay otra rareza, pues el piso está cubierto de antiguos mosaicos con preciosos adornos, los cuales fueron recubiertos con la aplicación de un líquido preservativo que los mantienen tal y cual estaban en el pasado.

El arquitecto Prieto Vicioso devolvió el semblante artístico del edificio sin quitarle la funcionalidad de su interior, conservando su arquería del área de paso colonial ubicado en el muro sur donde hay un zaguán, del cual parte una escalinata donde está el vestíbulo con la recepción. El patio presenta una parte con jardín y otra pavimentada.

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