Dos blancos ricos de Yale compiten por presidencia EU

Dos blancos ricos de Yale compiten por presidencia EU

El currículum de ambos jóvenes parecía sorprendentemente similar: dos blancos, anglosajones y protestantes con una brillante genealogía, preparados en Nueva Inglaterra, inscritos en la misma universidad y miembros de la misma sociedad secreta. Como señaló Jay Leno, las opciones para las elecciones presidenciales de este año están entre un blanco rico de Yale y un blanco rico de Yale.

Pero en la universidad hubo una amplia brecha entre gw y John Kerry. Cuando el debate por los derechos civiles y la guerra de Vietnam enturbió el plantel, cada quien se fue por su lado. En esos días, nadie hablaba de la división entre un Estados Unidos rojo y otro azul, pero ya empezaban a verse las diferencias culturales y políticas.

Ciertamente, tanto Bush como Kerry fueron admitidos en la sociedad secreta Skulls and Bones en su último año, pero básicamente anduvieron por diferentes círculos. Bush, de la generación 68, fue presidente de DKE, una fraternidad popular entre deportistas y sureños; Kerry, dos años mayor, estaba en el Fence Club, la fraternidad predilecta de las familias de alcurnia de Nueva Inglaterra.

Bush era un texano sin pretensiones, con habilidad de hacer relaciones personales pero sin interés en los temas políticos de los años sesenta. Se concentraba en el beisbol y futbol bajo techo. Y tuvo motivos de resentimiento hacia el sistema del noreste en su primer año, cuando William Sloane Coffin, famoso capellán y activista político de Yale, le informó bruscamente que su padre había perdido ante «un hombre mejor», Ralph Yarborough, en la competencia por la senaduría de Texas.

Kerry encajó bien en la élite del noreste, tanto dentro como fuera del plantel. En los años sesenta, en Yale había una selección de futuros dirigentes –Dick Cheney, Joseph Lieberman, Howard Dean, George Pataki– pero ninguno con el aire presidencial de Kerry.

«Nunca tuve duda de que John fuera a ser candidato a presidente», recuerda uno de sus compañeros de cuarto en Yale, Harvey Bundy, cuyos tíos ayudaron a dirigir la guerra de Vietnam. «Era un líder nato. Rollie Osterweis, que preparaba a los que participaban en los debates, siempre dijo que Bill Buckley y John Kerry eran los mejores oradores con los que había trabajado.»

Además de dirigir el club de debates, Kerry estaba estableciendo su carrera política, o lo que pude llamarse tal, en Yale. Ya que no había asociación de estudiantes, la salida para su ambición era la Unión Política de Yale, grupo dividido por partidos políticos que pasaban el tiempo debatiendo temas de actualidad, organizando discursos a cargo de celebridades y peleando por ver quién se encaragaba de estas responsabilidades.

Muchos estudiantes de Yale, entre ellos Bush, despreciaban las maquinaciones de estos aspirantes a político, pero no Kerry. Se convirtió en líder del partido liberal y fue elegido presidente de la Unión Política, tras llegar a un creativo acuerdo con el líder del partido conservador, J. Harvie Wilkinson III, quien actualmente es juez federal en la corta lista para la suprema corte. A cambio del apoyo del partido conservador, Kerry otorgó el apoyo del partido liberal al año siguiente, para que Wilkinson fuera el presidente.

Como dirigente de la Unión, Kerry solía cenar con los oradores invitados y se hizo de fama en la universidad. «La primera vez que vi a John Kerry me quedé en cierto modo asombrado por su presencia teatral», dijo Townsend, dos años más joven, quien después llegaría a ser presidente de la Unión. «Era muy afectado aunque también podía parecer alejado. Era obvio que tenía muy metido en la cabeza el hecho de que sus iniciales eran JFK.»

En la última actuación de Kerry en Yale, como orador del grupo en el fin de semana de graduación, él planteó algunas dudas sobre la guerra de Vietnam, pero con esos cuidadosos matices por los que ahora es tan conocido. En ese momento, en 1966, apenas empezaba a surgir el sentimiento antibélico en la universidad. Aunque Yale, al igual que Kerry después de su servicio en Vietnam, pronto encabezaría las protestas en contra de la guerra.

«Yale cambió por completo de 66 a 68», afirma Lanny Davis, que era presidente del Yale Daily News en 1966 y que después trabajaría en la Casa Blanca de Clinton. «Era una combinación de drogas, radicalización debido a la guerra y al auge de la contracultura. Yale se polarizó políticamente con el surgimiento de fuertes voces conservadoras que contrarrestaban a los radicales.»

Los estudiantes marcharon en contra de la guerra, devolvieron sus boletas de reclutamiento militar y montaron una enorme manifestación cuando Lady Bird Johnson, la primera dama, habló annte la Unión Política. El auditorio se abarrotó para el famoso debate entre Coffin y William F. Buckley Jr. Pero Bush evitó todo ese furor político en sus últimos dos años en la universidad. Seguía escéptico ante el liberalismo del noreste pero todavía no era conservador declarado.

«Yo lo consideraba republicano moderado», dice Davis. «No le veía mucho interés político en general, aunque tenía una evidente facilidad política con las personas. Literalmente no conozco a nadie que tenga algo malo que decir de él; a todo el mundo le caía bien.»

Michael Keeling, miembro de la misma fraternidad que Bush y también texano, asegura que Bush no era tan apolítico como se cree. «Siempre hablábamos de política, aunque por lo general de política de Texas, no de asuntos nacionales», afirmó. «No me sorprendió que se presentara como candidato. Siempre tuvo la extraordinaria cualidad de medir rápidamente a las personas y recordar lo que fuera importante para ellas.»

Sin embargo, prácticamente nadie esperaba que Bush llegara a la Casa Blanca antes que Kerry. John O’Leary, quien estaba un año atrás de Bush y después sería embajador de Estados Unidos en Chile, durante el gobierno de Clinton, resumió la opinión generalizada en la universidad.

Ciertamente, Kerry fue el primero en llegar a Washington. Pero la sofisticación del noreste que tanto le sirvió en Yale no lo llevaría rápidamente a la presidencia. El mapa electoral estaba desplazándose hacia el sur y el presidente de fraternidad del estado rojo llegaría primero a la Casa Blanca.

O’Leary dijo: «Como Bill Clinton, que llegó años antes, Kerry era una persona que, al verla, uno sabía que podría ser presidente algún día. Eso no es lo que uno pensaba de George W. Bush. La imagen que tengo de él en esos años, es verlo dirigir una competencia de fuerzas en el lodo del patio.»

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