A PLENO PULMÓN
Lluvias torrenciales

<STRONG>A PLENO PULMÓN</STRONG><BR>Lluvias torrenciales

Con motivo del paso de la tormenta Isaac quedaron destruidos muchos sembrados en el suroeste del país; es de esperar que la próxima  cosecha de plátanos sea escasa y, por tanto, suba el precio de la materia prima del “mangú”, alimento fundamental para un montón de dominicanos.  Las noticias preliminares de los daños causados por el meteoro indican que 780 mil personas quedaron sin electricidad en esa región; las viviendas afectadas son unas 700; y varios centenares permanecen  totalmente cubiertas por las aguas.  El puente que une a Bani con Azua fue arrastrado por la crecida del rio Ocoa.

Los grupos más pobres de la sociedad, como es obvio, sufrirán en carne viva las consecuencias de la tormenta. El recién inaugurado gobierno de Danilo Medina será sometido en los próximos días a “una prueba de eficiencia”. Tendrán que poner “manos a la obra” para restaurar las comunicaciones y servicios entre numerosas comunidades sureñas.  Los destrozos producidos por Isaac en Haití, repercutirán sobre la República Dominicana, especialmente en  provincias fronterizas; y se incrementará el habitual flujo migratorio.  Las autoridades de Salud Pública deberán prevenir las enfermedades infecciosas que son usuales en los refugios donde se alojan los damnificados.

El día 16 de Agosto, fecha de conmemoración de nuestra guerra restauradora y punto de arranque del periodo gubernamental de Danilo Medina, es también el comienzo de la “temporada ciclónica” en las Antillas.  Los que tienen la suerte de estar bajo techo, el privilegio de disponer de comida y frazadas, están en el deber de ayudar a los que han perdido casas y enseres.  El gobierno haría bien en prepararse para “operativos” de largo alcance, tomando en cuenta que las tormentas tropicales suelen repetir sus azotes de vientos y aguas.

Del sufrimiento colectivo puede surgir la esperanza; un poeta dominicano escribió: “!Nada  es útil al hombre si no sale de él por la piedad y el llanto!” En 1930 Trujillo tuvo oportunidad de mostrar su capacidad organizativa frente al ciclón de San Zenón.  Se comprobó que tomaba decisiones rápidamente y afrontaba sucesos imprevistos con firmeza y creatividad.  La gente, asustada, vio en Trujillo a un capataz del Ángel Guardián.  Danilo Medina,  además, es un “hombre del sur”.

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