Encuestas públicas para que pensemos de cuatro en cuatro

Encuestas públicas para que pensemos de cuatro en cuatro

Pensando de cuatro en cuatro, es decir, entrando a todo el mundo en el tren del futuro, es la mejor manera de olvidarnos de presente.

Eso no es un invento nuevo, ya la religión cristiana como la musulmana tienen siglos prometiendo que habrá un Juicio Final, y que el mesías vendrá (Jesús para el cristianismo, y Al-Mahdi para el Islam), bajo esa esperanza, pasan generaciones y generaciones de fieles quienes llevan sobre sus hombros viva su fe.

Toda práctica que funciona, se transporta y se ajusta a otros renglones de la vida, desde lo más comercial hasta el ámbito político. De ahí es que los mecanismos de la, ya no mencionada, pero tácitamente existente, PROPAGANDA, son una copia de ritos religiosos, como la orquestación y la repetición.

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Quienes hacemos un esfuerzo por no ser parte de la manada que sigue corriendo hacia un lugar, sólo porque otros encabecen esa decisión, nos quedamos sorprendidos viendo a nuestro alrededor cómo personas educadas, inteligentes y con desarrollo en la competencia del pensamiento crítico, caen una y otra vez en la misma cosa, sin ser parte de las decisiones, sólo por estar en la ola y enrolarse a una tendencia, sin medir consecuencias fatales para nuestra sociedad.

No dejo de cuestionarme ¿Quienes realmente quieren o buscan vivir conectados con el presente? El “Aquí” y “El Ahora”, ha sido el foco de atención de varios autores, sobre todo, enfocados en temas relacionados al bienestar emocional, la lucha en contra del estrés y la espiritualidad. Sin embargo, fuera de ese tipo de inspiraciones para las cuales mucha gente tiene tabúes, más que todo, por razones culturales, tener la mente continuamente planificando un futuro cercano nos hace pasar por un día a día que cada vez nos vemos más incapaces de solucionar, y por ende, genera también muchas frustraciones.

Evidentemente, la mayoría de las cosas que escribo están relacionadas a la política y el manejo de la cosa pública. Este ejercicio nos obliga a tener inquietudes, observar el comportamiento de quienes nos rodean y a identificar por qué resulta interesante para ciertas personas sumergirse en temas que evaden pensar en los problemas reales de nuestro diario vivir.

No bien empieza el año 2025 y ya estamos en encuestas presidenciales. Estoy convencida que el año post electoral es uno de los mejores espacios que tiene la sociedad para enfocarse en asuntos que no estén relacionados a quien nos gobernará en próximo cuatrenio. No se trata de que no sea importante observar posibilidades a un futuro, pero tampoco llegar a un punto donde sea este el tema de conversación más relevante.

Las encuestas, han llegado a tener un poder tan grande, que su función no es solamente levantar informaciones de una muestra social, si no, que también empiezan a armar posibles escenarios y a influenciar en la mente de la gente, porque, como dije, actuamos en manada, lo que nos hace ser carnada fácil.

Hace unas cuantas semanas atrás, en el túnel de la 27 de Febrero, alguien se percató de algo extraño, salió corriendo y otras personas dejaron sus vehículos para salir corriendo también. Es cierto, que en una situación donde estás atascado en un lugar limitado, es mejor correr por nada, que presenciar una posible “explosión” de un vehículo. Veamos, el efecto de lo que hablo sería similar. Primero, está el escenario: un túnel entaponado de vehículos que evita que puedas visibilizar lo que pasa delante; un espacio limitado, en el cual, cualquier persona se sentiría sin opción de salida. 

Segundo, está el ambiente: se genera una incertidumbre por la posibilidad de accidente o un vehículo averiado delante. Tercero, el efecto manada: alguien decide salir espantado por dos posibles razones, ya sea porque entendió que podía ser peligroso y entró en pánico o porque quería hacer una broma. ¿Que hicieron los demás? Seguirle.

Así mismo funcionan las encuestas a destiempo, crean escenarios, influyen en el ambiente, juegan con la incertidumbre, ponen la conversación en los y las comunicadores y mantienen a la población siguiendo la tendencia que publican, y por consecuencia, viviendo de cuatro en cuatro, sin pensar en el presente con el dólar casi a 62, la asfixiante inflación, el terror eléctrico, los problemas del tránsito, la delincuencia e inseguridad ciudadana, la salud cada vez más cara, al igual que la vivienda, los alimentos, las medicinas y el ocio.

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