Corazón y cerebro son dos hermanos que por su propio interés, empeño y resultados deben marchar siempre juntos. En recíproco apoyo que tendrá como efecto la estabilidad de nuestra existencia. Cada uno trabaja en aparente independencia, pero, si nos detenemos y analizamos a fondo notaremos como se apoyan uno al otro en acciones distintas, logrando un maridaje cuasi perfecto que nos permite saborear la vida.
Se puede decir que, es una relación simbiótica fundamental para la vida donde el corazón proporciona al cerebro sangre oxigenada y nutrientes, y el cerebro regula las funciones del corazón. Esta conexión se logra por diferentes vías incluyendo la comunicación neurológica (sistema nervioso), comunicación bioquímica (hormonas), la biofísica (onda de pulso) y comunicación energética (campos electromagnéticos).
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Como podrán apreciar los amigos lectores, el corazón a través del sistema nervioso pueden enviar señales al cerebro que afectan la percepción, la cognición y las respuestas emocionales. El cerebro inerva al corazón por intermedio de señales nerviosas que transmiten funciones como incrementar la frecuencia de los latidos o comunicarle estados de ánimo: ira, depresión, hostilidad, euforia o alegría.
El sistema nervioso autónomo tienen dos ramas: la simpática involucrada en actividades que requieren gasto de energía y preparación del cuerpo para reaccionar ante una situación de estrés. La parasimpática mantiene al cuerpo en situaciones normales luego de haber pasado la situación estresante.
La salud cardiovascular influye en la función cognitiva y la salud cerebral en general. El estrés, ansiedad y las emociones pueden afectar el ritmo cardíaco y la salud cardiovascular, lo que puede a su vez influir en la función cerebral. Por otro lado, el cerebro a través del sistema nervioso autónomo regula la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la función cardíaca. Además, puede influir en la respuesta del cuerpo al estrés y a otras situaciones lo que a su vez puede afectar la respuesta cardiovascular.
Los dos hermanos a pesar de provenir del mismo vientre van a tener respuestas distintas según el tipo de estímulo recibido: situaciones como la ira, estrés, emociones negativas, ansiedad, depresión, o factores psicosociales negativos: crisis económicas, tragedias, pesimismo pueden contribuir tanto a la aparición como al empeoramiento de las enfermedades cardiovasculares. Del lado opuesto, las emociones positivas invaden la salud cardiovascular: alegría, tranquilidad, felicidad y pueden ayudar a reducir la presión arterial. La hipertensión y la salud mental están interconectadas, con la hipertensión no controlada puede aumentar el riesgo de trastorno en la salud mental como la depresión y la ansiedad, mientras que estos problemas pueden afectar la capacidad de manejar la hipertensión.
Rescatemos los factores psicosociales que influyen en la enfermedad cardiovascular. La ansiedad y la depresión son trastornos que están asociados con un mayor riesgo de desarrollarla y pueden empeorar la progresión de la enfermedad. La personalidad tipo A y D por sus características pueden acentuar el desarrollo de esta.
El aislamiento social y la falta de apoyo pueden aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular. En lo relativo al comportamiento vale destacar: falta de actividad física, el tabaco, consumo excesivo de alcohol, dieta poco saludable. Limitaciones socioeconómicas se asocian a un mayor riego de ECV debido a factores como: limitaciones al acceso a la atención médica, alimentación y vivienda.
Sugerencias:
- Mantenga controlada su tensión arterial.
- Visite al menos cada 6 meses su cardiólogo.
- Procure bajar sus niveles de ira y estrés.
- Practique ejercicios físicos regularmente.
- Evite el sobrepeso y la obesidad. Una alimentación saludable ayuda.
- Dedique parte de su tiempo a hacer cosas que disfrute y provoquen satisfacción.
- Técnicas de relajación: yoga, respiración profunda, psicoeducación, pueden ayudar a reducir
los niveles de estrés y la presión arterial. - Ocúpese de Ud. trate de buscarle a la vida la parte positiva. No se deje abrumar por las
dificultades, ellas son propias de nuestra existencia y debemos superarlas.
Corazón y cerebro se entienden, se controlan y ayudan de manera recíproca. Hagamos nosotros otro
tanto y obtendremos mejores resultados en nuestras vidas y en la de nuestros familiares y amigos.